Tras la reapertura de la economía en Colombia luego de seis meses de pandemia, los venezolanos comienzan a ver nuevamente al país vecino como una oportunidad para crecer ante la crisis generada por la dictadura de Maduro.
Desde marzo, miles de migrantes que trabajaban en Colombia decidieron regresar a su país natal por el cierre de las empresas debido a la COVID-19. El régimen chavista argumentó que este fenómeno de retorno se debía a la xenofobia y a la explotación, sin embargo, en las últimas semanas ese flujo migratorio se ha detenido y ha vuelto a crecer el número de venezolanos que salen de su nación en busca de futuro.
Según Migración Colombia, desde el cierre de la frontera el pasado 14 de marzo, 106.000 migrantes han retornado hacia Venezuela. De estos, el 72 por ciento regresó por Norte de Santander, 20 por ciento por Arauca y 8 por ciento por La Guajira.
No obstante, las autoridades colombianas esperan que en los próximos meses ingresen más venezolanos de los que salieron, reseñó El Tiempo de Bogotá
De acuerdo con Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, se calcula que por cada ciudadano venezolano que salió ingresarán dos. Es decir, que si salieron 106.000 ciudadanos del vecino país durante la cuarentena, ahora ingresarían más de 200.000.
“Esta nueva fase en la que hemos entrado en el marco de esta pandemia tiene incidencia en los fenómenos migratorios, lo esperado es que se detenga el proceso de movilización de migrantes hacia al exterior y que se empiece a dar un apetito de retorno hacia Colombia, no hay que olvidar que Venezuela no ha mejorado su situación”, dijo Espinosa.
Muchos de los que esperaban en la frontera para cruzar hacia Venezuela desistieron de la idea de regresar a sus hogares y ahora se están devolviendo hacia el interior de Colombia, como el caso de Deivy Rosero.
“Llegué en julio pensando que aquí o en mi país tendría oportunidades, pero aquí la vida es más dura, prefiero regresar y aprovechar que ya abrieron los restaurantes y el comercio. Lo mismo harán mis primos y un grupo de amigos que aún están en Valencia (Venezuela)”, afirmó Rosero.
Hasta junio, mes del último registro que tiene Migración Colombia, había 1’748.716 venezolanos en el país, pero solo el 43,6 por ciento de ellos se encuentra en condición regular, es decir con documentos al día.
Actualmente los pasos fronterizos legales están cerrados hasta el 1 de octubre. Solo pueden entrar y salir quienes se encuentren dentro de las excepciones previstas, es decir, la mayoría de ciudadanos están en este momento entrando a Colombia por pasos irregulares, lo que pone dificultad a su normalización y pone en peligro a estas personas.
De hecho, según el diario El Nacional de Venezuela, unos 800 ciudadanos de ese país han cruzado la frontera hacia Colombia en la última semana.
Por todo esto, organizaciones civiles que han estudiado la materia empezaron a pedir la reapertura de la frontera entre los dos países, con el fin de lograr un manejo adecuado de la crisis.
Dado que los países receptores ahora enfrentan el desafío de atender las necesidades de los migrantes venezolanos, y al mismo tiempo gestionar la crisis de salud por la COVID-19, existe una necesidad de datos oportunos y precisos sobre las características y vulnerabilidades de esta población que llega al país.
“Necesitamos buenos datos para orientar las decisiones de los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad internacional para que podamos convertir una crisis de flujo mixto, especialmente en medio de la pandemia de COVID-19, en una oportunidad a largo plazo para la región, aprovechando el talento y las habilidades de los refugiados y migrantes venezolanos que se han trasladado a otros países”, dijo el presidente del Instituto de Políticas de Migración, Andrew Selee.
La agudización de la crisis económica, la necesidad de enviar remesas desde el exterior a la familia que queda en Venezuela y el deterioro de servicios públicos en los últimos meses impulsan a miles de venezolanos a volver a sus países de acogida.
Y a esto se suma el trato que han recibido los llamados retornados en su país, de parte de las autoridades del régimen de Nicolás Maduro, y que la OEA documentó en un informe divulgado la semana pasada. Los han tildado de “bioterroristas” y “armas biológicas”, además de amenazado con cumplir cuarentena en celdas, entre otras cosas.
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