Yemen está en «peligro inminente» de caer en «la peor hambruna que el mundo ha visto en décadas», según alertó este viernes el secretario general de la ONU, António Guterres, que reclamó acciones inmediatas para salvar millones de vidas.
EFE
La crisis, según Naciones Unidas, es fruto de la gran reducción de los fondos facilitados a las operaciones humanitarias en el país, de la falta de apoyo externo a la economía yemení y del impacto del conflicto armado y los impedimentos que se ponen a las agencias humanitarias, a lo que se suman inundaciones y los efectos de una plaga de langostas.
Guterres, en un comunicado, llamó a actuar de forma urgente para evitar una «catástrofe» y urgió a todas las partes a abstenerse de cualquier acción que pueda empeorar aún más la situación.
«Sin ello, nos arriesgamos a una tragedia no solo por la pérdida inmediata de vidas, sino por las consecuencias que se harán notar indefinidamente en el futuro», señaló el diplomático portugués.
Guterres, además, advirtió en contra de cualquier «iniciativa unilateral» que pueda resultar negativa en un momento tan frágil, con el riesgo de hambruna y con la ONU tratando de mediar para lograr una salida política al conflicto entre el Gobierno yemení y los rebeldes hutíes.
Lo hizo al ser preguntado en una conferencia de prensa posterior sobre la posibilidad de que Estados Unidos sancione a los insurgentes, vinculados a Irán, con quien Washington mantiene una fuerte disputa.
«Creo que no debemos agitar las aguas en estos momentos», dijo el secretario general de la ONU.
Guterres recalcó que Naciones Unidas está en estrecho contacto con todas las partes para tratar de que se reúnan y adopten un alto el fuego y establezcan un diálogo político, en un momento en el que se ve una «degradación dramática de la situación humanitaria».
Según dijo, el riesgo es una hambruna que «probablemente no tendría paralelismos en la historia reciente, con la excepción de la famosa hambruna en Etiopía hace décadas».
Este mes, los servicios de emergencias de Naciones Unidas ya habían advertido del peligro de una gran hambruna a corto plazo en Yemen, donde hay unos niveles de malnutrición en la población nunca vistos anteriormente y que la padecen uno de cuatro niños.
Según dijo recientemente el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, al Consejo de Seguridad de la ONU, en Yemen «hay una combinación tóxica de violencia en aumento, desplome agudizado de la economía y la divisa, y el COVID-19, que está elevando la miseria a otro nivel».
El país es escenario desde hace años de la mayor crisis humanitaria del mundo, fruto del conflicto armado que comenzó en 2014, cuando los rebeldes hutíes se alzaron en armas contra el Gobierno del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi y tomaron la capital, Saná.
En marzo de 2015, una coalición liderada por Arabia Saudí inició su intervención militar en apoyo de Hadi haciendo que la violencia se recrudeciera y la guerra tomara una dimensión regional.
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