Desde el pasado 20 de noviembre el equipo Alimenta la Solidaridad y Caracas mi Convive han sido objeto de hostigamiento y persecución por parte del régimen criminal de Nicolás Maduro. Luego que la Policía Nacional contra la “corrupción” allanara la sede de la organización ubicada en el Rosal, Caracas, Sudeban anunció el congelamiento de las cuentas bancarias y han puesto en riesgo a más de 25.000 niños y familias, de los cuales 130 están ubicados en Falcón, específicamente en Churuguara, municipio Federación.
Desde octubre del año 2019, Alimenta La Solidaridad llegó a Falcón e instalaron dos comedores populares para beneficiar con alimentos a 130 familias de Churuguara y Mapararí. En un año fueron entregados aproximadamente 17.000 almuerzos, más de 50 pares de zapatos y ropa para niños y adolescentes en extremas condiciones. Por cada comedor, participan a diario cinco madres colaboradoras y algunos hombres que ayudan a cargar el agua y conseguir la leña.
Además han recibido aportes en útiles escolares y medicinas de algunos miembros de la farándula venezolana e influencers dentro y fuera del país. Churuguara es asistida por Alimenta La Solidaridad en medio de una compleja emergencia humanitaria que ubica al municipio Federación en el octavo lugar con un 85,7% de hogares con inseguridad alimentaria según la encuesta Encovi, de la UCAB.
Churuguara no solo atraviesa un espinoso escenario alimenticio y de atención médica, sino que es una población desconectada por las precarias condiciones de los servicios en telecomunicaciones. Las madres colaboradoras se enteraron de las medidas de hostigamiento el pasado viernes 27 de noviembre y fue a través de algunos mensajes por whatsapp por donde lograron leer el comunicado. La noticia fue un balde de agua fría en medio de un escaso inventario que esperaba reponerse con una nueva dotación de comida en las próximas semanas.
“Lloramos mucho, estamos preocupadas, es la única comida completa que los chamos pueden consumir y tememos por el beneficio”, dicen con las manos en el pecho.
Las familias expresan su contundente rechazo a las acciones de Sudeban contra un programa de alimentación que identificó a los niños más afectados por el hambre en el eje de la sierra. El programa asumió la responsabilidad del ejecutivo regional en salvaguardar la vida de 130 familias con un proyecto que tiene mayor efectividad que los CLAP.
“El comedor me ha ayudado bastante ya que yo no tengo trabajo y si el comedor deja de existir es lamentable porque esto me ayuda a darle a mis niños carbohidratos y proteínas, cosas que yo no puedo comprar”, confiesa Yohismar Polanco.
Pastor Quero es otro de los hombres colaboradores del comedor en Churuguara. Se encarga de conseguir la leña para preparar la comida. Pastor confiesa ser “padre y madre a la vez” desde que asumió el compromiso de cuidar a sus dos nietos. Aunque sale a trabajar todos los días, asevera que no le alcanza el dinero. “No tengo el pollo, no tengo la ensalada, pero en el comedor si los hay; entonces para nosotros los padres y representantes caería maluco que se nos cayera este beneficio”, cuenta en un video.
Oran a Dios por el cese de las agresiones
Madres, niños y sociedad civil han iniciado actividades religiosas para pedirle a Dios el cese de las agresiones contra la organización “Alimenta La Solidaridad” que dispone en el estado Falcón con dos comedores. Pero como la fe sin obras es muerta, madres y beneficiarias han decido solicitar a los comerciantes y habitantes de la zona colaboración en comida para mantener los comedores funcionando mientras dure el congelamiento bancario.
El CLAP no es suficiente
Según un informe patrocinado por la ONU, Venezuela es descrita como la cuarta peor crisis alimentaria del mundo, detrás de Yemen, Afganistán y la República Democrática del Congo y superando a naciones como Etiopía, Sudán y Siria. El texto destaca que el 13 % de los niños venezolanos menores de cinco años padecen retraso en el crecimiento y que el 30 % sufre de anemia, reseñó The Wall Street Journal
A pesar del programa de alimentación escolar, las efímeras entrega de las bolsas CLAP, parecen no ser suficientes para garantizar una alimentación adecuada para las 130 familias y los municipios que conforman el eje de la sierra falconiana. Según encovi el 5 % de los pobres extremos no reciben este beneficio y el 46% lo reciben unavez al mes sin periodicidad definitiva.
NP
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