Nicolás Maduro ordenó al ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, entregar 13.000 fusiles a los obreros y cuerpos de combatientes, al tiempo que giró instrucciones para convertir las fábricas en cuarteles para enfrentar un supuesto ataque del gobierno de Colombia.
Por Ludmila Vinogradoff | ABC
Su anuncio lo hizo en la clausura del Primer Acuerdo del sector ferroviario nacional y modo de tracción por cable, celebrado en Ciudad Guayana, estado Bolívar, al sur de Venezuela. «Queremos que cada fábrica sea un cuartel. He ordenado la entrega de los 13.000 fusiles a los obreros y combatienes».
En el acto transmitido por la estatal Venezolana de Televisión este viernes, Maduro habló de sus planes para reactivar la deprimida economía nacional, especialmente las empresas básicas de hierro, bauxita y aluminio, instaladas en el complejo industrial de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG).
En su alocución televisada mencionó al comandante de las milicias, Bernal Martínez, un cuerpo de milicianos creado por el fallecido ex presidente Hugo Chávez, el que Maduro intenta incorporar formalmente a la Fuerza Armada Bolivariana porque desconfía del ejército.
Hace un par de semanas Maduro anunció que daría 320.000 fusiles a los milicianos para que defendieran la revolución bolivariana. Estos 13.000 fusiles nuevos que ordenó “entregar a los obreros y combatientes” deben formar parte de esos anuncios.
«Ordené a nuestra FANB mantenerse en vigilancia permanente para defender la Paz y soberanía de la patria, ante la pretensión de la oligarquía colombiana de generar actos de provocación en nuestra frontera común para desviar la atención de su situación interna. ¡No lo Permitiremos!», exclamó Maduro.
Pero no mencionó a los ocho indígenas de la etnia Pemón que fueron masacrados por militares en la zona minera de Guayana. Tampoco dijo nada sobre los males que sufre Guayana por la falta de agua, transporte, inseguridad, hospitales en mal estado, de la falta de gas y la crisis de la gasolina.
Por otro lado, aprobó «iniciar la petrolización de prestaciones y conformar la comisión gubernamental para discutir la Convención Colectiva de los trabajadores de la CVG. Asimismo, transferir empresas del Estado y conformar alianzas estratégicas de cogestión para la eficiencia. ¡Cúmplase!».
Los trabajadores del sector público se han sorprendido de que el pago de sus pasivos laborales sean cotizados en el «Petro», una criptomoneda virtual chavista respaldada con el petróleo y el oro, que nadie acepta como forma de pago.
Lo que sorprende de sus anuncios de armar a los trabajadores es que no explicó cómo va a reactivar las empresas, que técnicamente se encuentran paralizadas aunque oficialmente no están cerradas por falta de inversión y mantenimiento.
Tampoco informó de cómo va a reactivar las empresas convirtiéndolas en cuarteles. Como un ejemplo, la Siderúrgica del Orinoco, que una vez fue vendida a la argentina Techint, y luego nacionalizada por Hugo Chávez, se encuentra prácticamente cerrada, y luce absurdo que pueda reanudarse bajo la fuerza de los fusiles.
La caída de la actividad económica es grave. Según la patronal Fedecámaras este año Venezuela registraría una caída de 42% del PIB y el próximo año la Cepal proyecta -35% para el país. La recesión sumada a la hiperinflación de 24.000% no atrae a los inversionistas y mucho menos bajo la amenaza de los fusiles de los trabajadores, apuntaron empresarios que pidieron el anonimato.
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