El conflicto venezolano entró en una fase en la que todas las partes intentan negociar. Lo confirman las revelaciones sobre contactos entre Estados Unidos y jerarcas del chavismo, pero la solución y sus plazos son inciertos.
Como si derribara un muro, Estados Unidos anunció esta semana que ha mantenido contactos con allegados al régimen de Nicolás Maduro para discutir su salida y la convocatoria a elecciones.
Ha sido a espaldas de Maduro, enfatizó John Bolton, asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump, quien intenta estrangular al líder socialista con sanciones como el congelamiento de activos de la antigua potencia petrolera en Estados Unidos.
Con un prisma distinto, el heredero del fallecido Hugo Chávez sostuvo que los acercamientos han sido autorizados por él para “buscar regular” el “conflicto” entre ambos países, sin relaciones desde enero.
“El gobierno de Maduro, la administración Trump y la oposición liderada por Juan Guaidó están avanzando hacia un acuerdo negociado para una transición”, dijo a la AFP Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.
Tejidos como una “madeja de intrigas”, estos movimientos anuncian la “búsqueda de una salida” a la crisis, opina el politólogo Luis Salamanca.
De un lado, el gobierno “intentando in extremis apaciguar la situación, con pocas posibilidades de lograrlo”, y del otro la oposición, con Estados Unidos, “tratando de empujar más para concretar una solución”, añadió Salamanca a la AFP.
Los supuestos contactos secretos apuntan a Diosdado Cabello, número dos del oficialismo, quien no ha negado ni confirmado tales acercamientos. “Creen que nos van a dividir con chismes”, matizó.
“Hay divisiones dentro de los gobiernos de Trump y Maduro. Facciones compitiendo por el poder están enviando mensajes contradictorios”, observó Shifter.
Sanciones por elecciones
Delegados de Maduro y de Guaidó, el jefe parlamentario reconocido como presidente encargado por medio centenar de países, negocian desde mayo con la mediación de Noruega.
“Los emisarios del régimen llegaron a acceder (en el diálogo) a que se celebren elecciones a cambio del levantamiento de sanciones, pero Estados Unidos no lo va a hacer si Maduro sigue en el poder”, comentó este viernes a la AFP un diputado opositor.
Representantes de Guaidó viajaron esta semana a Washington.
Maduro congeló su participación en el diálogo el 7 de agosto en rechazo al bloqueo de activos -que se sumó a un embargo petrolero-, pero las conversaciones se reactivarían la próxima semana, según una fuente opositora.
Las sanciones parecen tener contra la pared a Maduro, durante cuyo gobierno Venezuela cayó en un caos económico que obligó a 3,3 millones de personas a emigrar desde 2016, según la ONU.
Para 2019, el FMI proyecta una contracción económica de 35% y una inflación de 1.000.000%.
“Maduro no tiene plata, el alto mando militar debe estar haciendo sus cálculos. La estructura de poder se ha ido perforando y vaciando de apoyo”, estima Salamanca.
Obligados a negociar
Que Estados Unidos esté tomando la batuta también sugiere un reconocimiento de que Guaidó alcanzó sus límites para expulsar a Maduro, que tiene a Rusia como principal aliado.
La Fuerza Armada, columna vertebral del régimen, solo negociará en bloque para obtener garantías, advierte Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.
Guaidó, sin embargo, es de lejos el opositor mejor evaluado con 49,7% de apoyo, frente a 85,1% de rechazo de Maduro, de acuerdo con los resultados de la consulta, divulgados recientemente.
Una intervención militar, que Washington no descarta, también ha perdido fuelle. Apoyada abiertamente por un sector opositor minoritario, se desvanece de cara a la reelección de Trump en 2020.
El alcance de los contactos entre Washington y el chavismo, no obstante, estaría sobredimensionado.
“Las negociaciones que pueden ser exitosas no son las que se anuncian, ni denuncian, ni revelan para ‘exponer’ al negociante. Eso más bien indica que esos intentos fracasaron”, afirma León.
Para este experto, mientras el gobierno pretende “comprar tiempo”, la oposición y sus aliados se empecinan en ver a Maduro fuera, pero ninguno tiene “altas probabilidades de lograr sus objetivos por una sola vía” y se ven obligados a seguir negociando.
Con información de AFP
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