«¡Sálvese quien pueda!», es la premisa que el gremio médico grita desde el hospital central Antonio María Pineda ante la infección consecutiva de 5 profesionales y alrededor de 18 pacientes contagiados de Covid 19. Frente a la contingencia se prohibieron las visitas y la pernocta de familiares en alrededores de la Emergencia, además de suspender las intervenciones electivas y solo permitir aquellas de emergencias y oncológicas.
Les preocupa que se acentúe esta ola de rebrote en el principal centro asistencial, que ya había registrado 65 médicos afectados en 2.020 y en esta oportunidad, con el agravante de algunos casos de reinfección. La información fue suministrada por René Rivas, presidente del Colegio de Médicos de Lara y se confirmó la tensión, cuando durante la mañana de ayer, la red de ambulancias privadas colaboró con la desinfección del área externa. Un cisterna de casi 10 mil litros de agua, se dispuso a presión y se lavó fregando con jabón y cloro.
Rivas detalla que se detectaron 6 pacientes y 4 médicos en Emergencias, 2 pacientes y 1 médico en Neurocirugía, mientras en Cirugía general y plástica fueron 10 pacientes positivos. Los profesionales presentaron sintomatología respiratoria y se fueron a aislamiento, mientras el resto de afectados remitidos a centros centinelas. «Desde julio de 2020 se siguen corriendo riesgos y ahora hasta de reinfección, pero seguimos sin la dotación de los implementos de bioseguridad y agravándose el déficit de personal, víctima del virus», denunció.
Para Marcial Daza, jefe del Departamento de Cirugía, se podría estar ante el colapso y el hospital se quede sin médicos de seguir aumentando los contagios. «No tenemos prioridad para las vacunas. ¿Cómo es posible que no se ha vacunado ni el primer médico del central?, cuando en el hospital de Acarigua ya empezó la inmunización y de allí, siempre se reciben pacientes», rezongó del riesgo para alrededor de 3 mil miembros del personal sanitario de este recinto.
La angustia se evidenciaba entre los pocos familiares que estaban hacia el pasillo que conduce al pediátrico. «Ya no podemos estar aquí y ¿cómo se entera uno que llaman, pidiendo algo para el paciente?», se quejaba Elianny Aldana, del maltrato de algunos porteros, quienes se molestan porque no atienden inmediatamente al llamado.
El despeje solo dejó unos cuantos cartones que servían de colchones para los familiares, que fueron removidos por el personal paramédico que tomó cepillo para fregar el asfalto y acera desde las inmediaciones de la emergencia hasta el área de salida de hospitalización. «Es una contribución para despejar el área y así empezar a desinfectar», precisó Alfredo Estrada, del servicio de ambulancias.
Las peticiones de familiares son encontradas, quienes agradecen la sala de espera, pero alegan que está muy lejos. Mientras la súplica de los médicos es por la vacuna para el personal sanitario, quienes de igual manera exponen sus vidas en el contacto de pacientes, sin limitarse a centinelas.
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