En esta época del año se produce el paso o la llegada a la geografía venezolana de bandadas de aves migratorias, especies que son amenazadas por la caza, furtiva o deportiva, así como algunas costumbres que acaban con un gran número de individuos de las mismas.
El ornitólogo, Jonathan Miranda, explicó que las aves migratorias hacen grandes trayectos (algunas desde una región polar hacia la otra), huyendo de condiciones climáticas extremas y buscando temporalmente condiciones benignas para alimentarse y luego volver a su lugar de origen.
«La mayoría de las aves migran en la noche y algunas toman pequeñas siestas mientras van volando y lograr recuperarse del cansancio, otras tienen un sistema más avanzado, la mitad del cerebro queda dormida y la otra mitad queda manejando como en piloto automático, algo que se da en las especies más grandes», indicó Miranda.
Detalló que son unas 134 especies de aves que tienen poblaciones migratorias que pasan o vienen a Venezuela, a las que se suman especies errantes, que a diferencia de las migratorias, que son recurrentes, aparecen una que otra vez, para alcanzar la cifra de 180 especies.
Señaló que uno de los peligros que enfrentan estas especies es la pérdida de hábitat, generalmente a mano del hombre, ya que ellas están, de alguna manera, programadas para hacer sus paradas donde siempre la hace, pero si esas zonas son desforestadas o, en el caso de las playas, dañadas en sus cuerpos de agua, esas paradas de recuperación de las aves podría no servir de nada.
«La cacería, furtiva o deportiva es un peligro para ellas. Van llegando y a veces los cazadores esperan esos arribos», advirtió Miranda.
Explicó que los cazadores deportivos (el número menor) hacen disparos al aire a estas aves, eliminando un buen número de ellas, pero más letales resultan los cazadores furtivos, que hacen disparos rasantes en el suelo y pueden matar a 500 o 1.000 individuos de una especie (la mayoría de las veces de patos).
También están las costumbres de pobladores donde atrapan aves con papagayos que cuentan con algún mecanismo con este propósito, en una suerte de diversión por parte de algunas personas.
Planteó para evitar el problema el monitoreo de sus poblaciones, que permite entender mejor cómo están y el número de individuos que tienen las especies, así como la parte de guardería ambiental, que debería ejecutar la Guardia Nacional.
«Sería ideal que en los parques nacionales y las zonas naturales que están capturando de manera ilegal las aves deberían ser sancionadas y puestas a las órdenes legales», apuntó.
Con información de Unión Radio.
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