La rabia de Norma Estela Méndez se escuchó en plena calle principal del Barrio Atlas, al sur de Valencia. Aferrada a su voz, como única herramienta de denuncia, vociferaba a los vecinos que alguien debe responder por sus enseres, pues la tarde del 23 de agosto, la corriente del torrencial aguacero que castigó a la ciudad, se llevó la cocina eléctrica con la que alimentaba a sus cuatro hijos.
Parada frente a una boca de visita, a penas señalada con palos y escombros para que los conductores no caigan en la alcantarilla, explicó como el flujo del agua se llevó, no solo su cocina, sino sus platos, cucharillas y sábanas.
“Yo le dije a la gente del Consejo Comunal que mandara tapar el alcantarillado. A mí se me fue la cocina por la creciente, con los platos, las sábanas y hasta las cucharillas”, dijo Norma Estela, quien es ama de casa y vive junto a sus cuatro hijos.
La tarde de este lunes cayó un fuerte aguacero sobre Valencia, que afectó a varios sectores de la ciudad. Tras un hora de lluvia, se reportaron anegaciones en las calles y avenidas cercanas al Río Cabriales, así como distintas zonas de la Parroquia Miguel Peña.
En la Calle San Juan Vianney, del sector Barrio Unión, aún se aprecia el agrietado del pavimento y las bocas de visita destapadas, que cedieron a la presión del agua, lo que obligó a vecinos del sector a montar sus mobiliarios en gaveras de cerveza, para evitar perderlos en el aguacero.
Ese fue el caso de Rafael Hernández, quien labora en una carpintería adyacente a una de las alcantarillas desbordadas. Explicó como tuvieron que correr a montar los trabajos de madera en las gaveras, pues el agua se les coló en el taller en cuestión de minutos y corrían el riesgo de perder los pedidos de los clientes y con ello, su sustento.
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