Los afectados denuncian la apropiación de tierras por parte de bandas chavistas armadas. Se trata de un patrón criminal cuya complicidad involucra hasta altas autoridades de la región llanera y de Caracas. Al menos 50 fincas están actualmente en esta situación y sus dueños originales han perdido 90% del ganado, gran parte de sus tierras y algunos hasta sus casas. Es un drama regional que ilustra un problema nacional.
Francisco Olivares | El Estímulo
Uno de los negocios más rentables para los grupos colectivos organizados en Barinas es el de las invasiones de fincas productivas. En este estado llanero, cuna de Hugo Chávez y donde su familia domina el poder económico, opera una red en la que interviene una compleja cadena de cómplices. La trama involucra desde autoridades regionales, del Instituto Nacional de Tierras (Inti) de Barinas, fuerzas policiales y militares, diputados y “contactos” que llegan hasta Caracas.
Mientras en otros países la protección a los productores de alimentos, especialmente, la actividad agropecuaria, es el área más vigilada por el Estado, en Venezuela el productor, grande o pequeño, es víctima de toda suerte de tropelías y amenazas.
A la falta de gasoil y gasolina para trasladar productos y mover maquinaria, se agrega la extorsión permanente, la entrega obligada de parte de las cosechas en las numerosas alcabalas en las carreteras, secuestros y robo de ganado.
El drama que ahora cobra más relevancia son las invasiones fraudulentas, enmascaradas en presuntos “rescates de tierras ociosas”. Este mal que se ha extendido en las zonas agrícolas y ganaderas del país, tiene una de las mayores incidencias en el estado Barinas.
En los dos últimos años la producción de ganado se ha reducido en 80% en la región. Esto que contribuye a agravar el problema nacional de desnutrición crónica que según estudios especializados padece buena parte de las familias del país.
Además, la persistencia de esta amenaza ilustra el colapso del Estado de Derecho en Venezuela, un país hoy fragmentado. En las diferentes regiones se erigen poderes locales, militares y civiles, capaces de imponer sus propias leyes, según denuncias documentadas, de varias entidades y personas afectadas.
Menos producción, menos oferta
En los hogares de Venezuela hasta hace diez años se consumían 40 kilos de carne per cápita y, actualmente entre las cuatro especies (res, cerdo, pollo y pescado) entre 6 y 10 kilos.
En 1998, según cifras oficiales, en Venezuela pastaban 16, 2 millones de cabezas de ganado. Cerramos 2019 con unos nueve millones de cabezas. El rebaño cayó 44 % en los últimos 20 años, precisamente el tiempo que lleva en el poder la llamada revolución bolivariana.
Es de resaltar que 80% de la producción de carne en Venezuela sigue en manos de productores privados agrupados en Fedenaga, el gremio del sector.
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