En estos tiempos en que la pandemia del COVID-19 ha venido a agrandar los graves problemas que padecemos los venezolanos para siquiera sobrevivir en estas tierras, Bandera Roja hace un llamado a mantener la lucha por desplazar la dictadura de Maduro y su camarilla.
Enfrentamos a un enemigo que actúa como el delincuente que defiende su botín y que goza con cada nuevo día de permanencia en Miraflores, así sea sobre la base de incrementar el hambre, la represión y la muerte en la tierra de pobres y sufrimiento en que han convertido al país.
Hoy, en medio de nuevas trapisondas del régimen dictatorial, ratificamos nuestro respaldo a Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional y, por tanto, Presidente encargado de la República Bolivariana de Venezuela. Igualmente mantenemos nuestro apoyo al Parlamento legítimo y a su directiva. Consideramos que más que nunca necesitamos de una amplia y eficiente Unidad Nacional que esté asentada en la renovación y ratificación del compromiso unitario, y que a la par pongamos a un lado las diferencias que dificultan marchar unificados y demos realce a los objetivos que nos unen y sobre todo a los que garanticen el restablecimiento de la plena vigencia de la Constitución, y la edificación de una nueva democracia y la conquista de la libertad.
No es tiempo de sectarismos ni de parcialidades. Llevan agua al molido del régimen las posturas personalistas o partidistas que buscan hegemonizar el movimiento, o excluir, desacreditar y destruir a compañeros de esta misma causa.
La victoria contra la dictadura es una posibilidad cierta que depende de los actores políticos y sociales, no de la suerte o de milagros inesperados. Para lograr tan ansiado triunfo es necesario corregir errores y subsanar deficiencias. Renovar el compromiso sobre la base de acordarnos en una Estrategia política general, y, dentro de ésta, dar la mayor importancia a un acuerdo sobre el programa político de reconstrucción nacional que debe ser oferta y rumbo, que sume, articule y llene de confianza a todos los sectores sociales, con la certeza de que se abrirán los cauces y las políticas para beneficiar a quienes deseamos un cambio verdadero.
Debemos tener claro que el objetivo central es el derrocamiento de la dictadura, y comprender e internalizar este rumbo estratégico debe permitirnos la preservación frente a los ataques, dudas, críticas e incertidumbres que se suceden luego de un revés, una falla, o frente a la intriga de los usurpadores.
Restructurar la organización unitaria y construir y fortalecer la fuerza de base en la ciudadanía toda —asambleas, sindicatos, gremios, asociaciones, consejos, cámaras, largo etcétera— son dos tareas urgentes y primordiales, que exigen imperiosamente, a la par y con suma premura, la constitución de una dirección política general, el establecimiento de equipos y responsables para las tareas más importantes, dentro de las cuales resalta el equipo que haga posible la constitución del Gobierno de Emergencia Nacional, que es el centro de nuestra táctica en este momento.
Hay grandes posibilidades de conquistar la victoria. Construyámosla en conjunto. Cuenten con nosotros.