Leocenis García, coordinador del partido ProCiudadanos, envío una carta abierta a los diputados de la Asamblea Nacional, donde le pide a los parlamentarios llegar el cinco de enero a la sesión donde se espera sea reelecto Juan Guaidó, sin rencores pero con memoria.
Asimismo, asegura en la misiva que «Seguimos siendo oposición, no somos gobierno, pese a lo que digan 50 países del mundo, la Fanb obedece al causahabiente de Hugo Chávez, que aún despacha desde Miraflores», dijo.
A continuación la carta:
Queridos diputados.
En la víspera del 5 de enero, cuando ustedes tendrán que elegir o repetir al jefe del Parlamento, es indispensable llegar a esa sesión sin rencores, pero con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino también memoria de nuestras propias equivocaciones. Memoria sin rencor que es aprendizaje político, balance histórico y desafío actual de la oposición.
Seguimos siendo oposición, no somos gobierno, pese a lo que digan 50 países del mundo, la Fanb obedece al causahabiente de Hugo Chávez, que aún despacha desde Miraflores.
Al jefe actual del Parlamento nada debemos agradecer. Se nota que ahora viste bien, come bien y a juzgar por el video en estado impresentable el día del allanamiento a una diputada del Congreso, también toma muy bien.
A los únicos que hay que agradecerles en forma especial es a las decenas de miles de jóvenes que cantaron y marcharon con dolor y alegría, cantando por él, por la patria, en búsqueda de la liberación que les prometió en enero, luego en febrero, acto seguido en abril, y ahora en 2020.
Quiero decirles a todos esos jóvenes que en cada una de esas caras yo no vi el rostro de la vieja clase política. Ahí estaba el rostro de una generación estafada por unos charlatanes, pero que reclaman cambio.
Quiero decirles a todos esos jóvenes que tienen mucha menos suerte que cuando ustedes eran jóvenes; porque están en un país mucho pero mucho peor. En un país que los abandonó, en un país que los persiguió y los expulsó.
Sin embargo, yo que conozco bien a esos jóvenes, porque he caminado miles de barrios con ellos, sé que aspiran a un país que los convoque, un país que los ame, que los necesite. Un país donde no tengan que reelegir a un fracasado en el Congreso, sólo porque como un psiquiatra hay que acompañar con una terapia de consuelo la depresión de sus políticos.
Entre todos, debemos rescatar la política como herramienta de la transformación social. Los poderosos siempre han podido usar su dinero para alcanzar sus objetivos, pero los pueblos sólo cuentan con ellos mismos para luchar y defender sus derechos y conquistas. Hoy la política necesita renovarse. Sobre todo porque basta leer las recientes declaraciones del jefe del Congreso y observar las corruptelas a su alrededor, para darse cuenta que quieren a Venezuela y no a los venezolanos.
Y cuando digo a Venezuela, hablo de ésta como botín, a la que saquean: su oro, su petróleo, sus cuentas bancarias. No quieren a su gente. Quieren su dinero.
Llegamos a esta elección sin esperanza. Sobre todo porque los 4 caudillos del G4, que manejan recursos (no así sus diputados) se han puesto unilateralmente de acuerdo para intentar reelegir al jefe del Congreso violando el acuerdo con las minorías.
La esperanza del país está sentada, más bien arrinconada, en un lugar muy oscuro.
Al lado de la esperanza, está el temor de Venezuela. El temor que nace de comprender que hay expectativas insatisfechas desde el 23 de enero para acá. Que este año, en un festín de sanciones pedidas por el Congreso, la nación ha heredado cargas muy pesadas en el orden económico. Pero el señor presidente de la Asamblea Nacional y los caudillos del G4, repito, comen y visten muy bien.
Se ha retrasado un acuerdo con sectores del chavismo que buscan un cambio, y eso hace que las posibilidades, que una vergüenza mundial como Maduro se salga con la suya, y se quede en el poder, hoy, son muy altas.
Para el examen de la situación en la cual está el Ejército de Venezuela este mes de diciembre de 2019, propongo como hipótesis que el Ejército de Venezuela, el cual en 1998 era profesional, apolítico, obediente y no deliberante; estaba al servicio del Estado y de sus instituciones, y no de una persona o un partido; tenía un adecuado apresto militar para cumplir con su función disuasiva y su papel de garante de la integridad territorial, y el cual objetivamente existía en 1998 cuando el teniente coronel Hugo Chávez fue elegido presidente de la República, ya no existe.
Ha sido destruido. Lo que de él quedaba fue desmantelado y reemplazado por un modelo de Ejército adecuado a la interpretación que el presidente Chávez hizo de lo que entendía es la “seguridad nacional” y la “defensa integral”, anunciadas en el discurso del 16 de mayo de 2004, y que era -según Chávez- la base constitucional para la creación de “milicias populares”.
Todo lo que ha vendido Leopoldo López y compañía, de una supuesta conspiración militar que se podía lograr para derrocar a Maduro era humo para chulearse como en efecto lo han hecho el dinero de la USAID y los Americanos.
El país necesita, urge, un Nuevo Pacto de Punto Fijo.
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