De acuerdo con el Informe especial: Peligros y Vulneraciones de DDHH de Niños, Niñas y Adolescentes en la Frontera y Actividades Mineras de los Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), organización no gubernamental que trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos de la niñez y adolescencia, cerca de la mitad de las y los trabajadores de las minas en el estado Bolívar en Venezuela son menores de edad.
«Detrás de cada gramo de oro guayanés en el mercado hay familias separadas, muertes violentas, enfermedades endémicas y lo peor, niños armados, niñas prostituidas, liceístas mineros y trabajo adolescente en semiesclavitud», indica el informe.
Lee también: Chile pidió a Argentina no opinar sobre «situaciones de política interna»
De acuerdo con la organización, esta situación se presenta especialmente en el caso de que alguno de los padres o familiares a cargo se desplacen de otras zonas hacia las minas como forma de generar ingresos, lo que pone normalmente a la familia en la situación de llevar a los menores a estas zonas de trabajo minero. En el estado Bolívar se estima que 200.000 personas se han desplazado por cuenta propia para vincularse a la actividad minera, incluidos los niños y sus maestros. La deserción escolar en la entidad supera el 50%, lo que en muchos casos refleja la realidad de los menores llevados a trabajar en las minas como forma de supervivencia.
Según Cecodap “En la comunidad de Brisas del Sol, en San Félix, 90 % de las niñas son abusadas sexualmente”.
El informe refleja dramáticos testimonios sobre la niñez en las minas, como el del Padre Carlos Ruiz, de la parroquia Brisas del Sur de Puerto Ordaz quien relata que: “un niño recién graduado de preescolar murió en una mina. Su abuelo se montó en un tejado a reparar algo y el infante se metió a una laguna, donde se ahogó. A pesar del desespero del abuelo, no se pudo hacer nada.”
“Hay una migración interna proveniente de todo el país. Miles de personas de los pueblos cercanos y de toda Venezuela. Vienen familias completas, nómadas. Un porcentaje de esas familias se consideran flotantes, son alrededor de 200 mil familias. El gran problema es que esos infantes no son escolarizados, van a la mina como un trabajador más. Corren riesgos de accidentes, padecen paludismo, y viven experiencias violentas” señala el párroco Giannino Prandelli.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.