Un ensayo del economista Carlos Goedder alerta sobre un negativo impacto económico por decisiones, injustificadas.
Nota de prensa
Creer que gracias a las medidas preventivas como el confinamiento se está beneficiando a la población al limitar el alcance del COVID-19 es un razonamiento peligroso ya que facilita que los Estados afiancen la restricción de las libertades, la ineficiencia y la economía planificada. Así lo considera el economista Carlos Goedder, para quien “el doloroso sufrimiento de una minoría se está usando para el mayor experimento de control social del siglo”.
Goedder hace esta afirmación en el ensayo El rechazo libertario al tiranovirus, que realizara para el Observatorio de Gasto Público (OGP) del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice Libertad), basándose en cifras que, a su juicio, dan cuenta de una situación mucho más controlable de lo que los Estados quieren hacer ver. A manera de ejemplo explica que a la fecha de publicación del ensayo la tasa de fallecimiento por COVID-19 no alcanzaba las 9.000 personas, mientras que, por ejemplo, en lo que va de año casi dos millones de seres humanos han muerto por hambre. “Y lo más terrible es que nadie ha declarado una epidemia por hambre”, resalta el economista, para quien “la gestión del coronavirus ha sido sumamente oportuna para desarmar las movilizaciones sociales”.
Perjuicios económicos
Goedder alerta que, frente a las implicaciones en términos de salud pública, las consecuencias económicas de las medidas tomadas a raíz del COVID-19 a nivel mundial son muy negativas. En primer lugar, abren el camino para un aumento del gasto público y para la intervención estatal en la economía a través de medidas como reducir las tasas de interés y monetizar el déficit fiscal inyectando dinero a la economía. “Mientras tanto, los emprendedores más frágiles ven sus negocios vacíos, se ha destruido el turismo, que es clave para muchas naciones y nadie habla de cómo ayudar a los ciudadanos de menores ingresos”, lamenta el especialista.
En síntesis, para Goedder, las medidas para supuestamente paliar el COVID-19 en realidad fomentan un “individualismo indolente” y de desconfianza en el otro, mientras que a nivel de los Estados impulsa el aislacionismo.
“Estamos destruyendo los baluartes de la libertad, que residen en interactuar, de integrarse para producir, comerciar, recibir nuevas ideas. Se trata del mayor experimento de Autoritarismo”, insiste.
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