Los visitantes del Cementerio Municipal de Valencia se acostumbraron a ver las instalaciones en total abandono. Cada vez que entran para reunirse con los restos de sus seres queridos sienten temor de no encontrar las tumbas entre la maleza, o peor aún: no encontrar los cuerpos en la tumbas. La queja es reiterativa: No atienden a los vivos, mucho menos a los muertos”
Por Francis Tineo | El Carabobeño
Este semana previa al Día de Todos los Santos y Día de los Difuntos la Alcaldía de Valencia desplegó un Plan Cayapa de limpieza en el principal camposanto de la ciudad. Cuadrillas de la Gobernación dé Carabobo y trabajadores del lugar se sumaron a la labor, pero algunos ciudadanos creen que no será suficiente.
El integrante de un grupo esotérico que asiste con regularidad al camposanto, apodado El Gato, aseguró que unos días antes de que iniciara el operativo los “misioneros” tenían que hacerse espacio entre una cortina de monte para llegar al sepulcro donde rinden culto. “Aquí sólo limpian cuando viene el Día de los Muertos, pero las cuadrillas no alcanzan”.
El supervisor de la brigada de mantenimiento Drácula, Luis Becerro, indicó que su equipo de 70 personas encontró el lugar muy deteriorado el martes pasado cuando arrancaron con la jornada. “Tratamos de hacerlo lo mejor posible para que la gente que venga al cementerio pueda ver por dónde camina”.
El Gato considera que las cuadrillas no alcanzan para desmalezar todo el terreno antes del domingo. Le preocupa no ver movimiento del personal de limpieza en las zonas más adentradas, por lo que que advirtió a quienes desean asistir a sus fallecidos el fin de semana que deberán llevar herramientas. “Tienen que traer machete, pico y pala”.
El temor de las profanaciones
Las condiciones de los espacios más altos del camposanto son deplorables. Teresa Márquez y su hija visitaban a su difunto en el área de los nichos con algo de premura: las invadía un miedo desproporcionado en medio de una soledad abrumadora.
Para Márquez el paisaje en el camino era terrorífico: urnas profanadas, huesos a la vista de cualquiera y puestos de vigilancia vacíos. Tenía la impresión de que en cualquier momento saldrían entre la maleza delincuentes, pero lo que más le aterraba era no encontrar los restos de su difunto en el nicho.
Afortunadamente madre e hija hallaron en orden la sepultura, cambiaron las flores de un pequeño jarrón y se marcharon indignadas por el horror que tienen que presenciar en cada visita. “Aquí no atienden a los vivos, mucho menos a los muertos”.
Un cementerio colapsado
El cementerio municipal está colapsado. Carlos Feo, activista social independiente de la ciudad, pudo constatar el hacinamiento en el sitio cuando se encontró dos fosas en medio de una de las calles por falta de espacio. “Existe un alto nivel de abandono. La maleza se traga literalmente el lugar, hay lápidas removidas, letreros deteriorados, árboles caídos y no caben más tumbas”.
Feo exhortó a la Fundación para el Mejoramiento Industrial y Sanitario de Valencia (Funval) hacer mantenimiento constante y no únicamente cuando se acerca la conmemoración de los difuntos. También propuso a las autoridades realizar un proyecto de nuevo cementerio para Valencia en el que se respeten los estándares adecuados y los restos mortales tengan un espacio digno donde descansar en paz.
“En la ciudad hay muchos terrenos que pueden funcionar como cementerios. Por ejemplo, el sector Negro Primero, detrás de Plaza de Toros”, sugirió el activista.
Teresa y su hija retornaron tranquilas pues la sepultura de su deudo estaba intacta. No saben si en la próxima visita el panorama será el mismo.
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