La banca privada padece medidas de asfixia constante que la han empujado a tener una cartera de créditos de apenas $300 millones, mientras que las necesidades crediticias del país superan los $10.000 millones. Entretanto, el ciudadano de a pie sigue recordando las tarjetas de crédito como una leyenda del pasado
Cuenta la leyenda que, en una Venezuela de antaño, casi cualquier ciudadano podía solicitar y recibir una tarjeta de plástico que le permitía utilizar dinero que no se encontraba en su cuenta bancaria para adquirir bienes y servicios de precios elevados.
Por supuesto, el usuario de estos plásticos debía reponer el dinero, pero fraccionado y en plazos largos de tiempo. A cambio de este servicio, pagaba un porcentaje adicional al dinero que recibió.
En resumidas cuentas, este era el funcionamiento de las tarjetas de crédito, un instrumento financiero que ahora forma parte de las leyendas y el folklore venezolano, porque desde hace años no se tiene registro de su uso. Ahora estos plásticos ocupan espacio en rincones de la casa o se mantienen olvidados en billeteras, como un adorno o curiosidad del pasado.
El uso práctico de las tarjetas de crédito pasó a mejor vida, junto a la gran mayoría de la actividad crediticia del país y especialmente los microcréditos, aquellos financiamientos destinados al ciudadano común.
Los créditos fueron una víctima más que dejó el ciclo hiperinflacionario que arremetió contra la economía venezolana entre 2017 y 2021. Fueron rematados, además, por políticas económicas restrictivas, como el encaje legal y la normalización del dólar al margen del sistema bancario.
La contracción incesante de la economía no ayudó a la banca. Por el contrario, la condicionó. La pérdida del 80% del producto interno bruto (PIB) perjudica cualquier tipo de actividad económica en el país.
Sin embargo, la contracción del PIB no es el único indicador que denota la crisis que padece el país. La actividad crediticia tiene sus propios números que, no solo explican práctica inexistencia de créditos sino también las barreras que tiene el país para superar su crisis. De acuerdo con números del Banco Central de Venezuela (BCV), la cartera de créditos del sector privado se ha contraído hasta su práctica desaparición en la última década.
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