Cada día que pasa los pacientes con parkinson (enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta los movimientos y genera temblor en el cuerpo) pierden capacidad motora. De acuerdo a lo explicado por enfermos y especialistas la falta de medicamentos (hasta bachaqueado cuesta conseguirlos) deja rígido o con exceso de agitación a las personas que padecen de esta condición. En cualquiera de los dos casos la discapacidad está presente. Así lo reseña laprensalara.com.ve
Según los datos que maneja Fundaparkinson (única organización en el estado Lara que vela por la atención de estos pacientes) en la región hay 220 personas registradas con esta condición. De los 220 miembros sólo 30 tienen participación activa, pues algunos se fueron del país mientras que, la gran mayoría, padece de inmovilidad total. “La ausencia de tratamiento condena a estos enfermos a vivir en una cama”, dicen desde la organización.
Isaías Anzola, uno de los 220 registrados en la fundación, explica que el problema con estos pacientes radica en la importación del tratamiento, pues desde el 2014 los pacientes han luchado con la distribución y entrega de fármacos como el Sinemet (carbidopa que ayuda a controlar los movimientos involuntarios).
“Al principio los medicamentos los entregaba el Seguro Social y luego el Gobierno nacional firmó un convenio con farmacias como Locatel o Farmatodo para la distribución de estos fármacos. Los problemas siempre han estado presentes y por eso cuando llegan uno trata de comprar tres o cuatro cajas de una vez. El problema es que estas pastillas no son baratas, pues una caja de 30 pastillas que dura 10 días (se toman tres diarias) cuesta 150 mil bolívares”, comenta.
La escasez de medicamentos para tratar el parkinson es tan alta que los afectados comentan que ni siquiera en el mercado negro se consiguen estos fármacos. “A veces salen ofreciendo el medicamento en 20 dólares, pero eso es raro cuando pasa. Uno duda en comprarlo porque no sabe si es bueno o no”, dice.
Lo preocupante de la ausencia del medicamento es la discapacidad a la que están siendo expuestas estas personas, pues los expertos señalan que un paciente que no tome su pastilla empieza a sentir las consecuencias el mismo día.
“Esta enfermedad es progresiva. Los fármacos ayudan al enfermo a calmar sus movimientos involuntarios y si el medicamento no se toma estos temblores se acentúan. El deterioro en la salud se ve con el paso de las horas y los pequeños temblores se vuelven cada vez más insoportables. Ese es uno de los efectos de no cumplir el tratamiento porque el otro es paralización total del cuerpo. Las personas quedan como congeladas”, señala el doctor Mauricio Riera, neurólogo.
El experto señala que es importante no dejar avanzar la enfermedad avance, pues cuando se entra en una etapa de on-off (síndrome con el que se conoce la paralización del cuerpo) es casi imposible salir de él.
“A los pacientes se les puede aplicar terapia y puede recuperar algo de movilidad, pero la discapacidad es evidente. Las personas se complican por la falta de medicamentos y es por eso que estamos viendo cómo una condición que es tratable se convierte en una condena”, concluye el experto.
Con información de La Patilla