La pérdida de valores, familias disgregadas, el escaso poder adquisitivo y las pocas opciones laborales han llevado a que en muchos hogares, casi todos los integrantes, incluyendo los niños tengan que salir a trabajar, generando la maduración prematura de niños, niñas y adolescentes.
Anggy Murillo | La Prensa Táchira.
Menores que en muchos casos han tenido que asumir ser cabezas de familia, efectuando actividades que deberían ser netamente de los adultos.
El estado Táchira no escapa de esta situación, es común ver en mercados, plazas, calles y avenidas, desde el más grande hasta el más pequeño de las familias realizando diversas labores que les ayuden a conseguir el sustento diario y les permita saciar el hambre que es la prioridad actual. El vestido y el calzado han quedado en un segundo plano.
Los niños han tenido que cambiar sus juguetes, bicicletas o cualquier otra actividad propia de su edad por un carrito de verduras, un pedazo de chatarra o los implementos utilizados para limpiar parabrisas y apostarse en las calles, avenidas o mercados de la ciudad; en algunos casos solos, expuestos a diversos peligros y enfermedades.
Desertores educativos
Amanda Hernández, psicólogo clínico, afirma que los niños que están expuestos al trabajo infantil desarrollan baja autoestima, preocupaciones por el tema económico, insomnio y en la mayoría de los casos los lleva a la deserción escolar, pues al ver que es factible seguir trabajando, deciden no involucrarse en el sistema educativo.
«Hay niños que han salido voluntariamente a la calle y hay otros que son obligados. Hay adolescentes que están a cargo de abuelos, hermanos menores y están asumiendo una posición de adulto que no les corresponde, perdiendo su niñez, ya el jugar no lo ven importante porque sienten que tiene más importancia lo económico. Le agarran gusto al dinero y esto los aleja de otras cosas. Hay muchos niños que no sólo trabajan porque hay pobreza en sus hogares, algunos lo hacen por la inestabilidad familiar, porque hay un incremento en la violencia intrafamiliar. Algunos no salen por necesidad, sino porque sus padres los obligan a salir a trabajar», explicó.
De acuerdo con la psicólogo, aquellos niños que trabajan en la calle se exponen a infinidad de peligros, entre ellos destaca la violencia sexual y física. «Hay niños que no están supervisados por ningún adulto o por alguien que pueda colaborarles. Ningún niño debería sufrir por esto, se preocupan por la comida y este es un tema que debería ser competencia de los padres, hay niños que llegan al punto de decir que no tienen hambre para que los hermanos o la mamá coman».
La profesional explicó que hay casos en los que los menores trabajan sin necesidad de salir de sus hogares, realizando labores a través de internet, con algún videojuego con los que actualmente se está generando un ingreso monetario, muchos se dedican a esta actividad en horas de la noche y el dinero se destina a los gastos del hogar.
Menores en calles y avenidas
En un recorrido realizado por el equipo reporteril de LA PRENSA del Táchira por las principales calles y avenidas de la ciudad de San Cristóbal, se evidenció la presencia de estos menores, algunos solos y otros con adultos a su alrededor que desempeñaban alguna actividad, pero que no son parte de su núcleo familiar.
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