El Impulso y varios medios regionales de Venezuela se unieron para ofrecer a sus lectores un registro más amplio de la crítica situación de la aguas servidas en el interior del país.
Se levantan por la mañana y no pueden asomarse a la ventana a hacer una respiración profunda, esa que expande los pulmones y es un recordatorio de un nuevo día, una nueva oportunidad.
No pueden abrir la puerta de su casa sin que los sorprenda el mal olor, ni caminar con libertad por las veredas de su barrio o urbanización, sin antes sortear, cual campo minado, los charcos de cloacas desbordadas que contaminan todo el ambiente.
El olor se ha vuelto insoportable, así como la ineficiencia de las autoridades para abordar un tema tan importante como es el sistema de aguas servidas.
El drama es generalizado. Toda Venezuela experimenta serios problemas en su red cloacal por diferentes razones: falta de mantenimiento, inconstancia en la extracción de residuos sólidos, tuberías viejas o en mal estado, conexiones clandestinas y el mal uso de parte de los usuarios quienes arrojan todo tipo de desperdicios a la red de alcantarillado.
¡Algo huele mal!
En Yaracuy, Táchira, Anzoátegui, Bolívar, Coro y Lara los focos contaminantes también se hacen presentes en zonas aledañas a centros de salud, situación perjudicial para los pacientes y el personal médico.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “por enfermedades diarreicas, aproximadamente dos millones de personas mueren cada año, mayoritariamente niños de menos de cinco años, muchos de ellos relacionados con brotes infecciosos asociados a la contaminación fecal”.
La OMS señala que “el saneamiento es fundamental para proteger la salud pública. Para no exponernos a los residuos que generamos, es necesario mejorar el acceso a servicios de saneamiento básico en los hogares y las instituciones y gestionar sin riesgos la totalidad de la cadena de saneamiento (recogida, transporte, tratamiento, eliminación y uso de los residuos). Una parte significativa de la población mundial continúa sin disponer de un saneamiento adecuado”.
Las lluvias empeoran la situación
Las lluvias de los últimos meses han agravado la situación en toda la geografía nacional, por cuanto los suelos tienen problemas de permeabilidad, el mantenimiento del alcantarillado es inexistente y las tuberías ya cumplieron su vida útil.
Entre tanto, los usuarios manifiestan su descontento pues están cansados de vivir en la inmundicia.
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