La lucha anticorrupción del régimen se enfría mientras corruptos vuelven a tomar su posición en operaciones estratégicas de las empresas básicas y PDVSA.
La operación anticorrupción iniciada a mediados de marzo que dejó como resultado más de media centena de detenidos parece enfriarse, lo que alimenta la hipótesis de que se trataba solo de una disputa de poder entre grupos del chavismo en su intento de enroscarse a Nicolás Maduro.
A pesar de que ya se cumplen cerca de 120 días de que el país desconoce el paradero del ex ministro de Petroleo y ex Vicepresidente de Economía Tareck El Aissami es de conocimiento público que todo su entorno fue procesado y judicializado por la justicia venezolana por hechos de corrupción vinculados a la principal industria generadora de riquezas del país como lo es PDVSA.
Las investigaciones iniciales llevaron a la detención de importantes ejecutivos de la CVG incluyendo su presidente Pedro Maldonado y de su operador financiero el empresario Alejandro Arroyo quienes en conjunto llevaban unas operaciones de desmantelamiento de las instalaciones de las industrias básicas para venderlas en mercados internacionales como material estratégico o mejor conocido como chatarra.
Estos a su vez, mantenían una red de explotación, procesamiento, transporte y comercialización paralela de minerales importantes que generaban cuantiosas facturas que jamás se vieron reflejadas en las arcas de las empresas pertenecientes a todos los venezolanos.
Ahora bien, lo que antes parecía ser el punto y final de la pésima racha que ha tenido Nicolás Maduro dentro de la industria petrolera significó un temblor temporal que sirvió nada más para sacar del juego político a uno de sus más cercanos colaboradores como lo fue El Aissami ya que se conoce de primera mano y con fuentes de gran conocimiento a lo interno de las industrias básicas que quienes pertenecían de alguna u otra manera a la trama de corrupción PDVSA-Cripto han vuelto a verse caminando por las instalaciones de la CVG con carpetas de lomo ancho festejando la aprobación de contratos para operar con minerales.
Vuelven los corruptos
Dentro de esta columna de corruptos que nunca salieron de las instalaciones de la CVG, a pesar d dls gran movida de mata de marzo, se encuentra la Corporación Jorin que es presidida por Jorge Luís Infante Laya, un hombre que se constituyó como empresario a finales de los 80’s y que ha mutado de nombre sus empresas para poder quedarse con la mayor parte de la torta de corruptela que mantiene al acecho durante décadas a las empresas básicas.
Dentro del proceso de mutación de estas empresas que inicialmente se trataba de empresas de transporte, logró a través de sobornos alcanzar contratos para la explotación, procesamiento y movimiento de productos minerales y sus derivados por ferrominera, acaparando durante más de 20 años un monopolio económico dentro de las industrias básicas a tal magnitud que su voz y voto es considerada importante a la hora de tomar decisiones dentro de las empresas aún teniendo su relación únicamente dentro de la empresa como de empresario.
Sus operaciones en la CVG mantienen una red de financiamiento que son dirigidas por sus socios Andrés Hernández y Gregory del Jesús García Marín quienes además se encargan de triangular la compra de minerales de ferrominera con sus empresas constituidas en Panamá a precio módico para luego ser revendido con millones de dólares de ganancia en cada operación con producto venezolano puesto en mercados internacionales a través de estos personajes quienes se asociaron a su vez con Gabriel Faleni, presidente de la empresa Ashley Global Shipping.
CONFIDENCIAL| Jorge Infante, uno de los que desangra la CVG Guayana ( INFORME) https://t.co/PKa4Ke3Sei pic.twitter.com/ulzHmT9QKp
— Sextovisión (@6toVision) July 28, 2023
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