«Abandonada y en la desidia se encuentra la Policía del estado Táchira ante la corrupción por parte de su director Jesús Arteaga Simanca, quien no ejecuta políticas que beneficien a los funcionarios que componen este cuerpo de seguridad».
Así lo denunció Asdrúbal Ortiz, miembro de la ONG Consorcio Justicia capítulo Táchira, quien destacó que la gestión de Arteaga ha sido la más corrupta de todas las de este cuerpo policial.
Los bajos salarios y la falta de dotación de uniformes desde hace más de dos años, mantiene en crisis a los trabajadores de Politáchira, quienes deben rebuscarse en la economía informal para poder llevar el sustento a sus hogares.
Anteriormente, la policía contaba con más de 4 mil 500 efectivos distribuidos en diferentes municipios de la región, ahora, la plantilla es de 1.150, pues más de 3 mil 350 pidieron la baja para huir del país, o dedicarse a otras actividades comerciales.
En la actualidad, el salario más bajo de un policía es de 1 millón 500 mil bolívares y el máximo de 6 millones de bs, correspondiendo este monto a aquellos que cuentan hasta con más de 17 años de servicio en la región.
«Muchos policías no tienen para comer, porque el salario nos les alcanza y no se hace nada para mejorar esto» dijo.
Detalló que la dotación de uniformes debe hacerse cada seis meses, y desde hace más de dos años no les entregan la ropa y zapatos a quienes laboran en Politáchira pese a que este organismo cuenta con recursos para ello.
«Existe una partido para mandar hacer más de 800 uniformes para el personal, el pasado año 2020, el general se mandó hacer sus uniformes, gorra, zapatos, pero para el resto no hubo nada, y no se supo que se hizo el dinero de esto» aseveró.
Sin comida
El hambre es evidente. En el comando policial sirven «agua de mar» que es un caldo que no lleva papa, ya que no hay dinero para la compra de verduras, frutas, y proteína para complementar la alimentación de los funcionarios.
«La arepa que sirven parece un CD, finita, y sin relleno» dijo.
Un cuarto frío que servía para guardar la carne donada por productores de la zona norte y sur dejó de funcionar hace dos años, y Arteaga se ha hecho de la vista gorda para realizar las reparaciones.
«Muchas veces donaban una res para la comida de los policías y con eso se ayudaban, pero luego Arteaga se la agarró y más nunca volvió a llegar esta carne al comando en La Concordia» expresó Ortiz.
Desde hace dos años, no les venden combos de alimentación, no dotan material de oficina y mucho menos realizan mantenimiento a las instalaciones del comando, por lo que los baños no funcionan y la húmeda en los dormitorios de las femeninas y masculinos abundan, poniendo riesgo la salud de los trabajadores.
El malestar entre el personal es evidente, pero muchos temen hacer denuncias por temor a represalias y de ser cambiados hacia otros comandos en el estado, como ya ha venido ocurriendo.
El último caso corresponde a Carlos Paredes, de quien se difundió un audio donde denuncia la mala gestión del actual director, quien solo se preocupa por el dinero que devenga de las actividades ilegales en los municipios fronterizos, donde tiene ubicados a comisionados de confianza, quienes recogen el «potazo» para luego llevárselo a su vivienda, de forma semanal.
«Arteaga no ha sido relevado de su cargo, cuando bien la ministra dijo que debe ser comandado por los funcionarios de sus mismos organismos, entonces, a este señor vive blindado, pues él mismo se encarga de cobrar sumas exorbitantes» indica el audio.
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