Al menos 930.000 niños quedaron bajo el cuidado de sus hermanos, tíos o abuelos en Venezuela, ya que sus padres emigraron con la intención de conseguir mejores oportunidades. Así lo confirmó un estudio de la organización para la defensa de los derechos infantiles, Cecodap.
Tal situación supone un reto para aquellos que quedan con la responsabilidad de los menores, pues deben amoldar sus vidas a una situación que, en ciertos casos, pensaban que había quedado en el pasado.
“Es difícil porque ya yo no tengo esa misma paciencia. Ahora los tengo a ellos. Tengo que estar pendiente de que ellos coman, hagan las tareas”, explicó a la Voz de América Juana Vera, quien está cuidado a sus dos nietos, de 12 y 13 años.
La hija de Juana, madre de los niños, se fue a Colombia a buscar trabajo, ya que su salario en Venezuela no le alcanzaba para alimentarlos.
Juana contó que cada vez es más frecuente toparse con historias parecidas a la de su familia, porque “hay muchas abuelas y tías” que están a cargo de sus nietos y sobrinos, en vista de que sus progenitores “no están en el país”.
Desde la organización, señalan que la mitad de los padres migrantes contribuyen con entre 10 y 50 dólares mensuales a quienes se quedan con sus hijos.
“Estos papás se van porque no encuentran la posibilidad para proveer para sus hijos acá. Entonces asumen una difícil decisión que es dejarle los niños a un tercero para mantenerle. Sin embargo, el gran dilema es que lo que logran enviar como remesa tampoco es considerable”, dijo a la Voz de América Abel Saraiba, psicólogo infantil, quien además funciona como coordinador de la Cecodap.
Subrayó, además, que, según los cálculos de Cecodap, uno de cada cinco migrantes “deja un niño atrás”. Esto arroja un resultado total aproximado -“siendo extremadamente conservadores”- de 930.000 menores que se han quedado en Venezuela bajo la responsabilidad de familiares.
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