Unos 400 venezolanos recluido en el liceo Orángel Abreu Semprún, en el municipio Guajira, frontera de Zulia con Colombia, incumplen con el aislamiento para salir a comprar comida que el régimen de Nicolás Maduro no les garantiza en el Punto de Asistencia Social (Pasi).
Los retornados salen del Pasi hasta el mercado de Los Filúos o a los comercios de Parguaipoa a comprar pan, refrescos, galletas, agua y proteínas, según confirmaron los vecinos de la zona.
Luis Cárdenas, uno de los migrantes afectados, aseguró que están cansados de pasar penurias en el albergue y que no cuentan con suficiente comida ni agua potable. Cárdenas denunció además que los niños que están aislados se enfermaron del estómago. «Tenemos 30 días en este encierro. La comida que nos dan no sirve y hemos tenido amibiasis. La plata que traíamos nos la gastamos toda y los sacos de comida nos los comimos. Tenemos 30 días y no nos dan respuesta de si nos vamos o no».
Cárdenas y un grupo de migrantes protestaron frente al liceo por las condiciones en las que los mantiene el gobierno de Maduro, que obliga a los venezolanos que retornan al país a aislarse hasta confirmarse que no tienen COVID-19.
Otro venezolano retornado, que no precisó su nombre, exigió respuestas de parte de las autoridades. «Necesitamos que nos digan cuándo nos vamos. Nos dijeron 21 días y ya tenemos 30″. Denunció que en el grupo hay niños y ancianos enfermos. «Uno va para la enfermería y no te dan nada. Aquí nadie te da respuesta de nada. Estamos a la deriva».
También aseguró que hay personas durmiendo en el suelo. «Estas no son las instalaciones adecuadas para que una persona esté pasando una cuarentena». En el mes que lleva encerrado este grupo de migrantes, el menú ha sido granos. La mayoría de las veces les sirven pasta con lentejas, según confirmó una trabajadora del albergue.
En los últimos días, los retornados usan el agua que recogen de la lluvia para bañarse y hacer sus necesidades. El liceo Orángel Abreu Semprún se encuentra en el sector de Los Filúos, una de las zonas más vulnerable en tiempos de lluvias.
A estas condiciones se le suman los prolongados racionamientos eléctricos y apagones que se registran en Guajira en medio de temperaturas que superan los 38 grados y los zancudos que proliferan en las comunidades.
La Gobernación de Zulia habilitó en Guajira siete Puntos de Atención Social (Pasi), y en ellos se han registrado desde julio al menos siete protestas para exigirle al Gobierno una mejor atención en medio del confinamiento.
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