Mientras las fuerzas chavistas seguían asediando la Embajada argentina en Caracas, donde se encuentran asilados seis miembros del equipo de María Corina Machado, la vicepresidenta Delcy Rodríguez anunciaba, a través de Instagram, que Edmundo González, el presidente electo según las únicas actas disponibles hasta ahora, había salido de Venezuela. Tras el anuncio, cesó el hostigamiento a la sede diplomática argentina.
González, de 75 años, aterrizaba por la tarde en Madrid en un avión de las Fuerzas Armadas españolas. Desde el 5 de septiembre se encontraba refugiado en la residencia de la Embajada de España, desde donde solicitó asilo político. Un estatus que el Gobierno de Sánchez le ha concedido, aunque sin otorgar el apoyo que significaría su reconocimiento como presidente electo de Venezuela.
Previamente, y después de los comicios del 28 de julio, González había permanecido en la clandestinidad, dejándose ver en público por única vez en la primera protesta poselectoral convocada por la oposición el 30 de julio. Este domingo se supo que durante cuatro semanas se había refugiado en la Embajada de Países Bajos en Caracas.
El ministro de Exteriores neerlandés, Caspar Veldkamp, explicó que decidió atender una petición «urgente» el día después de los comicios para acoger al opositor durante «todo el tiempo que fuese necesario», según explicó en una carta remitida al Parlamento de su país.
Según el ministro neerlandés, González había manifestado a principios de septiembre su intención de salir de Venezuela. Entonces «hablé con él sobre la situación en Venezuela, la importancia del trabajo de la oposición y la transición a la democracia, y subrayé nuestra continua hospitalidad. Sin embargo, indicó que quería irse y continuar su lucha desde España», aseguró Veldkamp en su escrito. El 5 de septiembre, González se desplazó a la sede diplomática española.
«Una vez ocurridos los contactos pertinentes entre ambos gobiernos, cumplidos los extremos del caso y en apego a la legalidad internacional, Venezuela ha concedido los debidos salvoconductos en aras de la tranquilidad y paz política del país», señaló Delcy Rodríguez la noche del sábado.
Petición de asilo
El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, declaró durante una escala en un viaje a Pekín que lo que a él le hubiese gustado es que González «no hubiera tenido que pedir nunca la protección de la Embajada de España, mucho menos asilo en España. Pero, por supuesto, España no va a darle nunca la espalda». También dijo que había conversado con González por teléfono cuando se encontraba a bordo del avión español que se dirigía a Madrid. «Le he vuelto a reiterar el compromiso del Gobierno de España con los derechos políticos, la libertad de expresión y manifestación y la integridad física de todos los venezolanos», aseguró. E insistió en que «esto no ha sido algo improvisado. Una vez que Edmundo González dejó claro que lo que quería era venir a España, pusimos los medios diplomáticos necesarios».
Según Albares, el traslado de González «no cambia en absoluto la posición del Gobierno de España. Nosotros reiteramos la exigencia de que se presenten las actas, de que se puedan verificar, de que no vamos a reconocer ninguna supuesta victoria si eso no se puede hacer, y reiteramos que España va a estar siempre ahí para favorecer el diálogo y la negociación entre el gobierno y la oposición para conseguir una salida que tiene que ser pacífica y genuinamente venezolana entre venezolanos».
Salvoconducto
Albares se encuentra en China junto a Pedro Sánchez, en una visita oficial cuya agenda finaliza el miércoles. Se estima que a partir del jueves, cuando vuelvan a Madrid, se reúnan con Edmundo González. El ministro español también aseguró en una entrevista televisiva que el asilo de González había sido concedido sin que se haya llevado a cabo «ningún tipo de negociación política» con el régimen de Nicolás Maduro. «España no da ninguna contrapartida». El sábado, Sánchez se había referido al opositor venezolano como «un héroe al que España no va a abandonar».
Mientras González aterrizaba en Torrejón de Ardoz, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, aseguraba en Caracas, en una rueda de prensa, que con la partida de González finalizaba la «breve temporada de una obra humorística de un género que yo pudiera decir de comedia, de teatro bufo. Diría que tuvo su última puesta en escena la noche del sábado 7 de septiembre, cuando González escenificó su despedida en la pista del aeropuerto de Maiquetía, aquí en Caracas». De igual forma, reiteró las palabras de Delcy Rodríguez: «Los Gobiernos de España y Venezuela acordaron el otorgamiento de salvoconducto al ciudadano Edmundo González Urrutia para que abandonara el territorio nacional y se acogiera al asilo concedido por España», declaró Saab desde el Ministerio Público.
El fiscal general se refirió a la orden de aprehensión que pesaba sobre el opositor por sus «reiteradas incomparecencias», pero no aclaró si el caso se cierra tras su salida de país. A González se le investigaba por usurpación de funciones, falsificación de documento público, conspiración, instigación a la desobediencia de las leyes y sabotaje. Delitos relacionados con la publicación de las actas electorales por parte de la oposición.
La partida de González, sobre quien pesaba una orden de detención, puede representar un gran alivio para el gobierno de Maduro, muy presionado por parte de la comunidad internacional, que le exige que muestre las pruebas que respaldan su supuesta victoria
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