“Creo que la comunidad internacional tiene mucho cuidado de que Edmundo González no sea otro Guaidó. Creo que en parte la cautela en la denominación de presidente electo tiene que ver con eso, pero la legitimación de origen de González es muy clara y eso es distinto a lo que ocurrió con el diputado opositor”.
Legitimidad de origen
Guaidó, un ingeniero y dirigente político de 36 años de edad que ejercía la presidencia de la Asamblea Nacional en 2019, se proclamó presidente interino de Venezuela a la luz de la Constitución, ante la cuestionada elección presidencial de Nicolás Maduro en 2018, por “írrita e ilegítima”.
Aunque en esa ocasión el diputado logró el respaldo de más de 50 países durante su atropellada gestión, su caso fue cuestionado por “no dar los resultados esperados”, según se dijo en esa época, pero no es igualable al de González por dos razones “radicales”, advierte Fernández.
Esto, a pesar de que la narrativa que intenta imponer Maduro en la comunidad internacional que es el candidato electo “es Guaidó 2.0”.
“Primero, hay que destacar que entre la presidencia interina y la electa hay una diferencia fundamental que viene dada por la legitimidad de origen, de un soporte popular”, reitera la analista política.
“González viene de un proceso electoral en el que, a pesar transcurrir amañado (por el Consejo Nacional Electoral), los venezolanos participaron e hicieron acopio de su cultura democrática sumada a la vocación masiva por el cambio político”.
También la oferta de ambos opositores es “radicalmente distinta”.
“Creo que la oferta fundamental de Edmundo González es la de una transición a la democracia y esa no fue la de Guaidó”. Este debía llamar a comicios y no lo hizo.
González y el reconocimiento
Luego del complicado periplo que González comenzó con la salida forzada de Venezuela, su exilio en España y sus encuentros en el exterior, gobiernos y parlamentos lo han reconocido empleando varias categorías, según Fernández.
“Hay países que no reconocen a Maduro como ganador de la elección a la espera de que muestre las actas (que no mostró) y a estos se suman los que reconocen a Edmundo González como vencedor en los comicios y también los que lo respaldan como presidente electo”.
“Si sumamos las tres categorías en torno a González es una cantidad aproximada a la que alcanzó Guaidó”.
El primer reconocimiento al dirigente opositor como presidente electo lo hizo el Congreso de Diputados de España el 11 de septiembre de 2024 –seis días después de su llegada a Madrid- con los votos de 177 diputados frente a 164, y reclamó al gobierno de Pedro Sánchez que acepte el triunfo del candidato opositor, lo que aún no ha hecho. Una semana después, también lo hizo el Senado español, al aprobar por mayoría la moción presentada también por el Partido Popular (PP).
El 19 de septiembre, el Parlamento Europeo aprobó por mayoría una resolución sobre la elección de González y rechazó “plenamente el fraude electoral orquestado por el Consejo Nacional Electoral, controlado por el régimen, que se negó a hacer público el resultado oficial”.
Aunque el reconocimiento de la Eurocámara no tiene carácter vinculante para los 27 países que conforman la Unión Europea, países como Portugal, Italia, Países Bajos, Bélgica y Alemania, reconocieron a González como mandatario electo. Más tarde, lo hizo Italia.
«Junto con la Unión Europea trabajamos por una transición democrática y pacífica en Venezuela para que la preferencia expresada por el pueblo venezolano por el presidente electo González Urrutia y sus legítimas aspiraciones de libertad y democracia se hagan finalmente realidad», dijo la primera ministra Giorgia Meloni.
En las Américas, Argentina respaldó al opositor como “ganador” de la contienda electoral y “presidente electo”, al igual que Costa Rica, Uruguay, Perú, Panamá y más recientemente Estados Unidos.
A Maduro lo reconocen solamente pocos países no democráticos: Rusia, China, Irán, Turquía, Corea del Norte, Serbia, Cuba, Nicaragua, Honduras, algunos árabes y de África.
Debate y negociación
Entre los gobiernos que reconocen a González como ganador de la elección más no -aún- como presidente electo, está el de España.
“El gobierno considera que reconociendo que ganó, pero no que es presidente electo, deja una ventana abierta a la negociación, a la espera del 10 de enero”.
“Y es un poco a lo que jugaba Brasil y Colombia, hoy disminuidos en esos esfuerzos, al menos públicamente. Que Maduro presentara unas actas fue una espera infructuosa y cada día que pasaba era más claro que había perdido la elección, pero Lula da Silva y Petro quisieron dejar esa puerta abierta, un espacio para negociar con Maduro o para poder presionarlo y también a sus apoyos”.
Y prosigue: “Esos países considerados ni sí, ni no, no quieren caer en la ambigüedad de tener después que reconocer a Maduro como hombre fuerte, esa es la puerta abierta que quieren dejar esos países que no reconocen a González como presidente electo, pero sí como ganador de la elección”.
Es el caso de Chile y de El Salvador, refiere Fernández, quien abunda en el argumento sobre los países que se debaten en el formalismo.
“Hay países que no están seguros de que el ganador de la elección pueda efectivamente asumir el poder el 10 de enero, ese es el mensaje que envían, y paralelamente dejan abierta la posibilidad de que haya un compás de espera, no hacer declaratorias anticipadas hasta el 10 de enero”.
La fecha es decisiva también para que ocurra una negociación, una circunstancia que Maduro niega pero que trabaja la oposición que lidera María Corina Machado.
“Hasta esa fecha, Maduro tiene todavía la posibilidad de reconocer que perdió la elección. Hasta ahora, su pecado mayor, y es lo que ha hecho, es ocultar los resultados verdaderos. Pero todavía no está usurpando una silla que le pertenece a otro. Eso lo hará el 11 de enero próximo, si decide autoproclamarse”.
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