Hace exactamente un año, un grupo de sargentos de la Guardia Nacional se apegó a la Constitución y se alzó contra el régimen de Nicolás Maduro.
El movimiento inédito por ser protagonizado netamente por efectivos de la tropa profesional inició en la madrugada del 21 de enero cuando los uniformados liderados por el sargento mayor de tercera, Luis Bandres Figueroa robaron varios fusiles de un puesto militar en Ruiz Pineda.
Tras esta acción, se atrincheraron en la sede del Escuadrón Montado de la Guardia Nacional en Cotiza donde difundieron videos llamando a la rebelión.
«Aquí está la tropa profesional de la GN en contra del régimen el cual desconocemos completamente», comentó Bandres Figueroa en un video publicado en redes sociales en la mañana de ese 21 de enero.
Inmediatamente, fuerzas del régimen se movilizaron al lugar para neutralizar la acción, sin embargo, ocurrió otro hecho nunca antes visto: los vecinos de la barriada apoyaron a los alzados y cerraron las calles para obstaculizar a la Dgcim y a la Faes.
Altos oficiales del componente se acercaron para negociar, mientras la sombra de la Masacre de El Junquito era recordada por los venezolanos.
«Mi mamá muriéndose de un cáncer y aquí no se consiguen medicinas», fue uno de los argumentos que esgrimió uno de los sargentos para justificar la toma, mientras que otros de sus compañeros recordó la muerte de su hija por la falta de medicamentos.
A mitad de mañana, la situación fue controlada y 27 sargentos fueron detenidos. El hecho marcó el inicio de un 2019 muy acontecido, pues dos días después, el presidente Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado.
Hoy en día los militares siguen presos en la cárcel de Ramo Verde. Durante 2019 se registraron denuncias de maltratos y aislamientos contra los efectivos que participaron en el alzamiento.
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