Todo individuo tiene desde su nacimiento una obligación social. Nace, crece, desarrolla nuevas responsabilidades. Y así empieza a dibujarse la vida en sociedad. Algunos escogen vivir por momentos; sin embargo, otros eligen dedicarse a un solo objetivo, a darlo todo, a hacerlo todo hasta conseguirlo. Y a veces queda registrado el recuerdo de ese recorrido.
Este 29 de abril, en El Diario elaboramos un recuento de 49 fotografías exclusivas sobre los 49 años de vida del político venezolano Leopoldo López. Un homenaje que celebra el cumplimiento de un año más de vida y en el que recorremos con él ese mismo camino, un trayecto en el que ha dado cada paso con la certeza de que su mayor objetivo de vida es la entrega a la vida política y con ella alcanzar la libertad de Venezuela.
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Un día como hoy, pero de 1971, nació en Caracas, Venezuela, Leopoldo Eduardo López Mendoza. En su niñez no faltaron los juegos. Era un fanático de la Guerra de las Galaxias que disfrutaba de trepar árboles y de esa combinación paz-libertad que sentía cuando se encontraba con la naturaleza. Disfrutaba de la brisa que le rozaba el rostro durante los largos paseos en bicicleta y de los chapuzones de agua helada cuando practicaba natación.
Leopoldo es el segundo de tres hijos. Sus dos hermanas son Diana y Adriana. Su madre, la señora Antonieta Mendoza es hija de Eduardo Mendoza, quien fungió como secretario de Agricultura durante el gobierno de Rómulo Betancourt; y su padre, el señor Leopoldo López Gil, es eurodiputado por el Partido Popular de España.
Un pequeño elocuente, vivaz, que volvió parte intrínseca de su vida la fe que le inculcó siempre su familia. Un aspecto que ha mantenido intacto a pesar del paso templado de los años, de las vivencias, de los retos.
Los paseos por el llano que también disfrutaba mucho en ese entonces, emulando el transitar de los grandes arrieros y capataces, eran comunes. En el lomo de un caballo blanco cabalgaba por la planicie de la sabana. Una y otra vez. Siendo, quizás, un punto de encuentro con la cultura venezolana. En ese meollo cultural que nos caracteriza, entre la polvareda del llano, hasta la inmensidad de las zonas indígenas, Leopoldo López creció hasta involucrarse de lleno en el menester gubernamental.
Eso sí, la disciplina nunca faltó. Es un elemento que conoció por esos días y que carga sobre sus hombros desde aquellos momentos de juventud. Le ha servido para su faceta deportista, pero también para su desenvolvimiento en las demás áreas de su vida.
El diafragma de la cámara engulle los puntos de luz en cada momento de la vida. Uno a uno los enmarca para mantener fresca la memoria hasta transformarlos en testimonio vivo de un instante en la historia. En una fotografía queda estampado el recuerdo de los días de Leopoldo en Estados Unidos, mientras cumplía con sus estudios universitarios y trabajaba lavando platos.
Las vivencias de su época universitaria construyeron los cimientos de sus certezas sobre política, sociedad, el mundo y lo que consideraba correcto. Era 1991 cuando se desarrollaba uno de los tantos enfrentamientos bélicos que marcaron el pulso histórico de nuestro mundo: la guerra del Golfo. En aquel entonces Leopoldo era apenas un estudiante que recorría los pasillo de su alma mater, la Universidad de Harvard, pero ya se cernían sobre él varias preocupaciones sobre el enfrentamiento que se disputaba en Irak.
Quería que todos fueran capaces de comprender la gravedad, el impacto de lo que el pueblo iraquí estaba viviendo por esos días en medio de aquella batalla. Ideó una huelga que consistía en activar todas las alarmas del campus para emular la sirena que debían oír quienes se resguardaban de los constantes bombardeos.
Al finalizar sus años de formación en territorio estadounidense regresó al terruño. A hacer vida, a hacer política en el país de sus ilusiones.
Claro, no sin antes recorrer el país que tanto ama. Con unos lentes redondos, casi imperceptibles en la fotografía, el joven Leopoldo mira a la cámara mientras abraza a una fila de niños. En una comunidad indígena, bajo el marco de varios racimos de plátanos, la sonrisa de los más pequeños se estampa en la memoria de todo aquel que los visita.
Carrera política
Sus inicios en la política nacional se remontan al año 2000, cuando resultó electo como alcalde del municipio Chacao, en la capital caraqueña. Este fue un cargo que ejerció por dos periodos consecutivos.
Ya en 2006, cuando tenía 35 años de edad, su liderazgo comenzó a proyectarse en todo el territorio capitalino. Las personas creían en él y le daban soporte a sus propuestas, a sus perspectivas. Su activismo social lo llevó a querer realizar reformas en el sistema judicial venezolano.
Sus logros y glorias los compartía con su compañera de vida y su mayor apoyo, Lilian Tintori, quien un año después se convirtió en su esposa. Una unión que se mantiene hasta ahora y que parece fortalecerse en medio de las adversidades más acérrimas.
De hecho, una anécdota singular acompaña la propuesta del matrimonio que los unió. “¿Te casarías también con Venezuela?”, le preguntó Leopoldo a Lilian. “Sí”, fue la respuesta.
En 2008 su popularidad lo impulsó a postularse como candidato para alcalde de Caracas, pero la Contraloría General de la República, afín entonces al gobierno de Hugo Chávez, lo inhabilitó para ejercer cargos públicos luego de haberlo acusado de supuestas irregularidades durante su gestión en Chacao. Sin embargo, una felicidad apabullante llegó a su vida en 2009, un calmante contra las malas noticias y los malos ratos: el nacimiento de su hija Manuela Rafaela López Tintori.
Una de las facetas quizá poco conocidas de López es su afición por el enduro y motocross. De hecho, en muchas de estas imágenes inéditas se refleja el interés que el líder político tiene por el deporte en general.
Ese proceso fue de inhabilitación política llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que emitió un fallo a favor de López, pero que fue ignorado por la justicia venezolana.
En 2009 López fundó el partido político Voluntad Popular (VP), conocido como la “tolda naranja”, donde han salido varios líderes opositores como el mismo presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.
En 2011 la CIDH se volvió a pronunciar a favor de López, al considerar que se le habían violado sus derechos, por lo que obligó al entonces gobierno de Hugo Chávez a habilitarlo nuevamente para ejercer cargos públicos. Esto le permitía al líder de VP postularse para las presidenciales de 2012.
“Lo logramos. Se hizo justicia. ¡Estoy habilitado! Un triunfo de todos los que hemos luchado por los derechos y la justicia. Ganó Venezuela”, escribió López en ese entonces en su cuenta de Twitter.
Durante las presidenciales, López declinó su candidatura para apoyar en ese entonces a Capriles Radonski, quien encabezaba las encuestas de intención de voto.
Así como a otros líderes de oposición, a Leopoldo López también lo acusaron de participar en el llamado golpe de Estado contra Chávez en 2002.
Durante su gestión como alcalde de Chacao se inauguró el Transchacao, un sistema de transporte terrestre interno en el municipio, el Centro Deportivo Eugenio Mendoza, la plaza de Los Palos Grandes, una nueva sede del Mercado Libre de Chacao, entre otras obras.
El nacimiento de su segundo hijo, Leopoldo Santiago López Tintori fue otro regalo que despejó todo lo negativo de su vida. Una bendición, una alegría genuina como obsequio.
La crisis económica, política y social que vivía Venezuela tocó su punto más álgido a inicios de 2014. El descontento social por los altos índices de delincuencia, inflación, escasez, la injerencia cubana y vulneración de los derechos humanos trajo consigo una serie de protestas que iniciaron en Mérida y luego se replicaron en Caracas, así como en el resto del país.
Por ello, López, junto con otros líderes opositores, convocó una manifestación el 12 de febrero de 2014 en todo el país. Autoridades del municipio Libertador de Caracas no concedieron el permiso para esa protesta.
Las protestas de 2014 derivaron en 43 muertos, muchos de los cuales fueron por arma de fuego de grupos paramilitares, conocidos como colectivos, según el registro de videos.
El 18 de febrero de 2014 López fue detenido mientras se encontraba con una multitud de seguidores con claveles blancos. Sin embargo, las protestas antigubernamentales se extendieron hasta principios de 2015.
Cuando fue sentenciado a casi 14 años de prisión, López ya llevaba 3 meses detenido en la cárcel militar de Ramo Verde.
La Fiscalía General de la República, presidida en ese entonces por Luisa Ortega Díaz, emitió una orden de arresto en contra de López, bajo los polémicos delitos de “instigación pública, daños a la propiedad en grado determinador, incendio en grado determinador y asociación para delinquir”.
El 19 de febrero, luego de su detención, Amnistía Internacional publicó un comunicado en el cual establece que el encarcelamiento de Leopoldo López era una motivación para “silenciar la disidencia en el país”.
La ONG Humans Right Watch, una ONG dedicada a la investigación y defensa de los derechos humanos, comunicó que: “El gobierno venezolano ha adoptado abiertamente las tácticas habituales de los regímenes autoritarios, y ha encarcelado a opositores, censurado medios de comunicación e intimidado a la sociedad civil”.
Las noches en el encierro se vuelven pesadas y solitarias. Las paredes, en algunos casos, pueden llegar a empequeñecerse lentamente con el pasar del tiempo. En 2015, quizás por única vez, Leopoldo se encontró con un gavilán que sobrevolaba las montañas alrededor de Ramo Verde.
«Ustedes no conocen la maldad, yo tampoco la conocía hasta que estuve en Ramo Verde», es una frase que López suele repetirle a su equipo de trabajo.
Sin embargo, en 2018, Luisa Ortega Díaz, ya en el exilio, aseguró que Diosdado Cabello la presionó para que ella dijera que López había sido el responsable de la muerte de Bassil da Costa y Juan Montoya.
Ya el 8 de junio de 2017, y debido a la presión internacional que exigía su liberación, la justicia venezolana le concedió el arresto domiciliario a López, quien ya había cumplido 3 años en la cárcel militar de Ramo Verde en Miranda.
El tiempo que estuvo recluido en ese lugar le sirvió para leer, meditar sobre la política nacional. En ningún momento mostró señales de rendirse. Su esposa, Lilian Tintori, activista por los DDHH, denunció en más de una oportunidad, las condiciones injustas en las que se encontraba detenido.
Ese martirio que pasó en Ramo Verde y sus constantes mensajes a la población venezolana, lo convirtieron en el líder opositor más destacado contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Durante la “Operación Libertad” del 30 de abril de 2019, López fue liberado y apareció en las afueras de La Carlota junto con Guaidó. Desde allí pidieron a las Fuerzas Armadas deponer al régimen de Maduro.
Al no haber consenso, López se refugió al día siguiente en la vivienda oficial del embajador español, Jesús Silva, en Caracas, donde quedó en situación de “huésped”.
Ya desde ahí sigue manifestando sus deseos en ver a una Venezuela libre y democrática. Las fotografías son una estampa del largo camino que ha recorrido en busca de la libertad de su país. Mantiene la certeza, nunca ha doblegado su fe ni sus esfuerzos. Cumple un año más en busca de justicia, de democracia. Sigue el trayecto, sabe que su labor aún no termina.
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