El mártir de las protestas de 2014: Canserbero.
Hoy, se cumplen 6 años de su muerte.
Ningún político venezolano puede tener 30 millones de reproducciones en YouTube.
Solo un líder, que estaba conectado con las emociones de una generación, lo tiene.
Ellos le escuchaban, en solitario, en las habitaciones de sus casas. Su música no era para bailarla en discotecas; era para juzgar el sistema que les oprimía.
No era un artista. No era un cantante.
Él era un líder: Canserbero.
“Si no eres un idiota, tienes que entender de política, y un punto en que es inevitable decir lo que sientes, lo que crees. Es inevitable que hables de política. Qué más importante, qué hablar del destino de millones de personas”, declaró Canserbero en un foro sobre música y hip hop en 2012.
Reivindicó un mundo de paz, sin violencia e interpretó el sueño de una generación que estaba siendo aplastada por un sistema que acorralaba los sueños de los jóvenes.
Un hombre así, la prensa venezolana, lo dibujó como un esquizofrénico, que había matado a su mejor amigo. Una historia falsa.
“Seguiré diciendo Venezuela, así Hugo Chávez me diga escuálido algún día en la cadena. Le escribiré un tema de lo que pienso y lo que veo, pues no me importa hablarle feo a quien sea por lo que creo”, se plantó en “Advertencia”, letra escrita en 2009 cuando no tenía tanta visibilidad.
En 2013 y 2014, Canserbero, era el líder más poderoso de la juventud venezolana, y en sus propias redes, estaba alentando a los estudiantes y condenando la opresión del régimen de Maduro. Un detalle que la prensa no resaltó aunque era evidente.
En Caras Vemos, corazones no sabemos, deja muy claro que lo espían, vigilan, y que está consciente que está provocando incomodidad al poder: “Me temo que sueno pleno y algunos conciertos lleno
Por eso me tienen puesto el ojo en el lapicero
Bolígrafos, micrófonos, audífonos, tinteros
Pendiente con los párrafos que escribe Canserbero
No les parece patético que les moleste tanto
Un raperito decrepito, raquítico, excéntrico”
Llegó a definir las políticas del chavismo como “buena idea, pero con una aplicación discutible”, y cuando tuvo que señalar que criticaría del modelo, dijo que exportar otros modelos, en clara alusión a la Cuba comunista.
La mayoría de los jóvenes que salieron a las calles a protestar tanto en 2014, como en 2017-tres años después de su asesinato-, eran sus seguidores. Eran jóvenes de la cultura Hip hop.
Todos tenían el mismo patrón.
Todos, fueron asesinados.
Y, también, su líder.
Las teorías respecto a la muerte de Canserbero son diferentes, pero lo que está probado es que alguien planeó la muerte de Canserbero y buscaron sembrar pistas falsas e inconexas para no llegar nunca a la verdad.
Misteriosamente las cámaras del edificio estaban apagadas, no habían grabado. La ventana por la que supuestamente se tira Canserbero era de romanillas, de vidrios colocados de manera diagonal, por lo que tendría que haber quitado uno por uno para arrojarse. ¿Cómo podía hacer eso una persona en estado psicótico como reseñó la prensa venezolana?
Además, la principal testigo del hecho, pudo salir del país, cuando un tribunal serio debió dictar una medida prohibición de salida del país, mientras duraba la investigación. Pero ninguna de estas preguntas se hizo la prensa venezolana.
Dos días antes de su asesinato, Canserbero coloca en su Instagram, un Rap que está escribiendo. Ahí claramente, habla de los militares que no quieren asesinar estudiantes, y que reciben órdenes de altos militares: “Y es que yo no quiero ser Soldado indisciplinado. Pero la orden que usted me ha dado no la pienso obedecer. Por tratarse de una falta garrafal de los derechos de los seres humanos. El rey queda satisfecho. Y es la sangre del pueblo la que en vano va a correr”
La verdad es que Canserbero no asesinó a nadie. Canserbero no se suicido. Canserbero como todo profeta, fue presentando como un loco y fue asesinado por el poder.
Llegará el tiempo de hacerle homenaje en una Venezuela libre, y que el mundo conozca la historia, de uno de los más grandes lideres venezolanos del siglo XXI.
Can, vive…
Leocenis García
Coordinador Nacional de Prociudadanos
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