No han cesado los enfrentamientos entre los distintos componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y un grupo de las disidencias de las Farc que se habría desligado de la segunda marquetalia.
Por ANDREINA MARIA ITRIAGO ACOSTA-EL TIEMPO
El combate se suscita desde el pasado 21 de marzo en el estado venezolano de Apure, limítrofe con el departamento colombiano de Arauca.
Fuentes en el terreno, que prefieren mantenerse en el anonimato por el “creciente” control que denuncian de parte de funcionarios venezolanos, confirmaron a este diario que el combate persiste, “con fuerza”, esta semana, en los sectores denominados La Osa y Los Maizales.
Y mientras esto ocurre y la segunda marquetalia insiste en que las FANB no son objetivo de las disidencias de las Farc, el régimen se prepara para fortalecer a su bando. Al anuncio oficial del envío de más militares y policías a la zona del conflicto armado, se suma, ahora, el de milicianos.
El propio Nicolás Maduro había convocado a los miembros de la Milicia Nacional Bolivariana a unirse al “combate” para “liberar” a Apure, el pasado 4 de abril, dos días después de que el comandante de este grupo, Manuel Bernal Martínez, viajó a la entidad llanera a reunirse con su gobernador, el oficialista Ramón Carrizález.
Pero no fue sino hasta este martes, durante el acto conmemorativo del 12º aniversario de la Milicia Nacional Bolivariana, cuando Bernal Martínez informó que enviaría a mil milicianos a Apure, como una fuerza “humanitaria” de “protección” a las comunidades de la entidad, según detalló.
“Les ratifico la orden a la FANB y a la Milicia Bolivariana en el estado Apure, de aplicar la doctrina: Guerra de todo el Pueblo contra grupos irregulares y terroristas colombianos”, trinó Maduro en la noche de este martes.
Desde que Maduro planteó por primera vez la participación de los milicianos en el conflicto, las redes sociales se han inundado de comentarios en los que se condena que se les utilice de “carne de cañón”, pues lo que más se ve del grupo son personas de la tercera edad. Algunos, incluso, se burlan de su “incapacidad” para participar en el conflicto.
Sin embargo, en Apure no subestiman al régimen y se mantienen en la incertidumbre de lo que llegará a sus tierras y el rol que ejecutarán estos nuevos actores.
Hasta el mediodía de este miércoles, el esperado refuerzo de milicianos a la FANB y a las temidas Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) no había llegado.
Según detalló Bernal Martínez, los mil milicianos realizarán labores “humanitarias” y “de atención” en comunidades de Apure.
“Se han convocado a los patriotas para seleccionar el cuadro más idóneo, que sea el miliciano, el comandante de UPDI (Unidades Populares de Defensa Integral) que dentro del consejo comunal representa a la milicia bolivariana”, acotó.
En un contexto de “miedo colectivo” –una de las varias consecuencias que, para el director de la ONG Fundaredes, Javier Tarazona, han dejado los 24 días de conflicto armado–, los apureños dudan que sean ancianos, precisamente, los que lleguen a sus tierras. «No nos confiemos. Tengamos cuidado», dicen.
Un rumor, de hecho, ha cobrado fuerza entre ellos, y apunta a la existencia de un cuerpo de élite dentro de la Milicia Nacional Bolivariana, bien entrenado, presuntamente por organizaciones terroristas internacionales.
Y aunque para confirmar esto hay que esperar a su llegada a Apure, una cosa parece clara para Tarazona. “Es una forma de aumentar el control político de la zona, es una forma de imponer la arbitrariedad”, dijo a EL TIEMPO, mientras manifestó su preocupación por un hostigamiento hacia los apureños que cree aumentará.
En un artículo publicado en medios locales hace un año por el investigador del Instituto de Ciencias Penales y profesor universitario, Keymer Ávila, se advertía que una de las dimensiones más preocupantes de las milicias, aparte de la desprofesionalización de las FANB –a principios de 2020 se anunció a través de la reforma normativa elaborada por la cuestionada y disuelta Asamblea Nacional Constituyente que se les consideraba como el quinto componente de las FANB– es precisamente la idea de unión cívico militar.
A su juicio, esta termina siendo más militar que cívica y de la que también había manifestado preocupación la especialista Rocío San Miguel cuando se incorporó a las FAES al conflicto– y las labores de inteligencia que le pudieran dar a la milicias en distintos espacios partidistas de carácter comunitario.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.