Seis meses después de haberse proclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó no ha logrado sacar al usurpador Nicolás Maduro del poder, pero consiguió el reconocimiento de la comunidad internacional y una popularidad entre los venezolanos que nunca antes había tenido.
El jefe del Parlamento ha tenido tres momentos claves desde enero pasado, cuando fue proclamado frente a una multitud, bajo el alegato de unos artículos de la Constitución por considerar a Maduro un usurpador, después de que el gobernante ganara unas cuestionadas elecciones en las que las principales caras opositoras no pudieron participar.
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El 23 de enero, precisamente, fue uno de sus momentos cumbres debido a que al ser declarado presidente encargado, el parlamentario consiguió fortalecer su liderazgo dentro de las fuerzas opositoras del país y llegó a contar con una popularidad del 60%, según datos de la firma Datanálisis, una de las más reconocidas en Venezuela.
Guaidó llenó de esperanzas a sus cientos de miles de seguidores al proponer una ruta: “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. Un lema tan popular como su “vamos bien”.
Con su proclamación llegó también el respaldo de Estados Unidos y de buena parte de la comunidad internacional, que hasta la fecha lo sigue reconociendo como presidente encargado de Venezuela. Grecia ha sido el país que más recientemente se ha incorporado al grupo de los 55 que lo apoyan.
El reconocimiento de estos países ha significado un mecanismo de presión para Maduro, que continúa manteniendo el poder y el control territorial del país, pese a las sanciones y los múltiples emplazamientos externos a convocar a nuevas elecciones.
Un mes después de su proclamación, el 23 de febrero, en las fronteras del país la oposición luchó para que ingresaran al territorio las toneladas de ayuda humanitaria que se acumularon en Colombia y Brasil, y que Guaidó solicitó a sus aliados para enfrentar la crisis venezolana.
Fracasó en el objetivo propuesto para ese día, en el que sus seguidores tenían altas expectativas, pero solo logró el apoyo de más de mil militares que no representan ni el 1 % de la población castrense.
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No obstante, mes y medio después, Maduro aceptó la crisis que negó hasta principios de año, al anunciar un acuerdo con la Cruz Roja para el ingreso de ayuda humanitaria al país.
El apoyo militar es uno de los asuntos que más le ha costado a Guaidó, pues el régimen de Maduro es respaldado por este sector, al menos por los altos jerarcas que él mismo designa.
La apuesta al sector militar ha constituido una derrota para el opositor y cada vez que convoca a la Fuerza Armada no consigue una respuesta significativa, como ocurrió el pasado 30 de abril, una de las fechas claves en su gestión simbólica.
Ese día Guaidó despertó al país con el anuncio de un levantamiento militar que llenó de ilusiones a sus simpatizantes al creer que Maduro sería sacado del poder, pero tal hazaña culminó sin éxito, con el apoyo de un pequeño grupo de militares y con la liberación del opositor Leopoldo López, condenado a 14 años de arresto por las violencia desatada en las protestas de 2014.
Guaidó dijo que López, quien se encuentra actualmente asilado en la Embajada de España en Caracas, había sido liberado tras un indulto que acataron funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
La popularidad de Guaidó ha bajado en cinco puntos y la esperanza de la gente de que logre su objetivo a corto plazo -dos o tres meses- también ha disminuido, según Datanálisis,
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El proceso que inició hace seis meses parece haber entrado en un estancamiento. En este momento, se encuentra negociando con el régimen de Maduro en un mesa en Barbados, auspiciada por Noruega, que representa un intento más de ese mecanismo al que la oposición ha tenido que acceder en al menos cuatro oportunidades desde 2014.
Analistas estiman que es difícil determinar qué ocurrirá en este nuevo intento, pero según el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, la diferencia en este momento es que a Maduro le preocupa que las sanciones extranjeras al Gobierno terminen por afectar al sector militar.
Los expertos consideran que el objetivo que se ha planteado Guaidó se puede lograr si actúa estratégicamente.
El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Benigno Alarcón, considera que el opositor deberá ser más flexible en su estrategia porque, a su juicio, la salida de Maduro puede comenzar, quizás, por unos comicios dado que no ve posible que el gobernante se separe del cargo mientras los militares le apoyen.
El parlamentario ha dejado claro que la negociación es solo un mecanismo más de otros que se mantiene evaluando junto a los gobiernos que le apoyan, como la inclusión de Venezuela en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca o Tratado de Río (TIAR), un mecanismo de asistencia militar extranjera.
Apuesta también al Grupo Internacional de Contacto, impulsado por la Unión Europea (UE) y países latinoamericanos.
Con información de Efecto Cocuyo