Varios grupos sociales y civiles se han organizado para ayudar a los afectados por la tragedia de El Limón. Pero denuncian que además de restricciones para circular, hay detenciones momentáneas de voluntarios, y policías y militares les decomisan la comida e insumos que llevan a los afectados.
La reciente tragedia que ha dejado a más de 100 familias de El Limón damnificadas, ha servido para que afloren acciones altruistas que aminoran la emergencia de quienes lo perdieron todo. Como en el año 1987.
Un día después del aluvión del 9 de septiembre, grupos de la sociedad civil organizada emprendieron de inmediato la ardua y difícil tarea de recoger alimentos, agua e insumos para los afectados. Las iglesias cristiana y evangélica, comerciantes, empresarios, veterinarios, médicos y voluntarios actuaron en medio de una grave crisis de economía familiar y de escasez de gasolina. Esto pese a los obstáculos que los voluntarios ahora tienen que afrontar.
“Estamos limitados por la gasolina y ahora el gobierno dice que después de las 7:00 pm no podemos seguir ayudando a los vecinos de Mario Briceño Iragorry. Y detienen a nuestros voluntarios quitándoles las donaciones”. Esta fue la denuncia de Alfredo Monasterios, coordinador del grupo social Limón Activo.
Este grupo mantiene instalado un centro de acopio en la Plaza de El Limón. Allí reciben donaciones a partir de las 10:00 am. Entre ellas, comida elaborada que se ha dañado porque se les ha impedido subir a las zonas afectadas para entregársela a los damnificados.
Sin embargo, la escasez de gasolina limita el trabajo solidario, y los voluntarios se movilizan también en motos, bicicletas e inclusive a pie.
Obstruyen ayuda en El Limón a damnificados
El viernes, dos camionetas que llevaban insumos y comida para los afectados de La Candelaria y Arias Blanco, fueron retenidas por más de media hora en una alcabala de la policía. A uno de los vehículos le decomisaron todo lo recaudado durante el día. El argumento fue que la circulación estaba prohibida a partir de las 7:00 pm. Solo así los funcionarios les permitieron continuar la marcha.
Aldo Doale, un voluntario de Limón Activo, relató: “A un amigo que venía con donativos lo pararon en El Coliseo. Le quitaron lo que traía para acá, porque eso tenían que repartirlo ellos y más nadie. No sé qué tienen en la cabeza si el interés de uno es solo el de ayudar a esa pobre gente”.
También, la dirigente social de Mario Briceño Iragorry, Mónica Tirado, a través de Twitter, denuncia el «acto indecente» des funcionarios y efectivos militares. Señala a algunos jefes de los CLAP que han llegado hasta los centros de acopio pretendiendo apropiarse de lo recaudado y arrebatarle al voluntariado la disposición y esfuerzo por ayudar a los damnificados no solo de El Limón, sino también de la parroquia La Candelaria, otro sector duramente golpeado por la naturaleza.
“Se recomienda a las personas que están donando y ayudando con comidas no dejarlas en el Coliseo, lamentablemente allí sigue la mafia roja sin escrúpulos haciendo de la suyas sin importarle la desgracia del Mariobricense. Ni en los peores momentos la guardia se comporta con decencia. En el coliseo El Limón, fueron avistados un grupo de guardias escondiendo jugos y otros alimentos en sus carros”, trinó en dos tuits la dirigente.
El pasado jueves, Protección Civil Aragua habilitó los espacios de El Coliseo como centro de acopio oficial. Paralelamente, muchas organizaciones sociales y civiles, también han establecido puntos de logística para recibir el agua, los alimentos, medicamentos e insumos que la gente de buena voluntad ha querido llevar para los afectados de El Limón y que se han canalizado a través de parroquias cristianas, iglesias evangélicas, partidos políticos y organizaciones no gubernamentales.
Pero muchos ciudadanos, como la médico Aziza Jreige, recomiendan a los donantes no llevar las ayudas a este centro de acopio oficial.
Por favor lleven los insumos al grupo del Padre George, directo a las comunidades o a Alimenta la solidaridad, escribe en su cuenta de Twitter.
Evelyn Bastidas es una joven empresaria que vive en El Piñal y que perdió su casa totalmente. Casi muere junto a su esposo, mientras miraban desde el techo como el río arrasaba las paredes. Se dedica al rescate de animales y ahora en medio de la pérdida, no deja de hacer labor social. Tampoco de denunciar.
“Hemos tenido grandes problemas con la policía de Aragua y la Policía Nacional que retienen toda la ayuda que llega y obligan a entregar productos o piden dinero para dejar pasar. Nosotros estamos trabajando en los sectores afectados, pero ya solo la palabra no es suficiente y nuestra gente se nos está desmoronando”. Es parte del comunicado que ha hecho público y es mucho más extenso.
La ayuda oficial es insuficiente
Tragedias como la que viven los habitantes de El Limón requiere de muchos recursos y planificación para ser atendidas. Y los afectados sienten que ha sido poco lo que se está haciendo desde los organismos del estado.
“No ha existido presencia ni coordinación del gobierno regional. A excepción de Misión Nevado, Protección Civil o los Bomberos universitarios, que están trabajando con las uñas. Un militar llegó en una pickup gritando a la gente que solo atendería a 24 familias, con la camioneta full de bolsas de comida, gritando y mandando que hicieran fila para la foto. Les entregan una bolsa sin más nada y se van”, cuenta Bastidas.
Su testimonio dista mucho de lo anunciado por el gobernador Marco Torres. Él ha hablado de la presencia de más de 3.200 hombres y mujeres realizando labores de limpieza, remoción de escombros y de lodo. O también de lo que informó el ministro de Interiores, Nestor Reverol, sobre el despliegue de más de 4.000 funcionarios en las distintas comunidades del municipio Mario Briceño Iragorry, para apoyar a las familias afectadas. Además de la donación de más de 26.000 toneladas de insumos colchones, neveras, cocinas y tanques azules.
Dice Bastidas que el gobierno regional ha mandado solo a las cuadrillas de limpieza conformadas por personas humildes que están generando un gasto importante, pues también tienen necesidades. De hecho, de la comida que traen los voluntarios, hay que armar la logística de ellos, porque los dejaron allí y ya.
Por ahora, el principal requerimiento es el agua potable. Más de 25.000 personas quedaron sin el servicio luego que las corrientes del río, se llevaron aducciones y tuberías.
En redes sociales, son muchos los afectados que piden maquinaria pesada para limpiar los escombros. Ellos han intentado despejar lo poco que les ha quedado, de forma rudimentaria, pero es insuficiente y agotador.
Las familias afectadas también requieren de medicamentos y una vacunación masiva. Alertan sobre el inicio de un brote de gripe y conjuntivitis.
Algunas personas tienen heridas y laceraciones abiertas e infectadas, producto de los golpes que sufrieron cuando las aguas arrastraron rocas, árboles, electrodomésticos, vehículos y todo lo que conseguían a su paso, cuenta Bastidas.
Las respuestas rápidas no llegan, dice. El apoyo y la solidaridad no son más que una foto. «En nuestro sector se requiere un desalojo masivo, pues hay más de 100 casas con riesgo inminente que son las que conforman el trazado del río el Piñal. Todas estas familias necesitan ser reubicadas inmediatamente».
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