Carlos Romero luchó por años para encontrar los fertilizantes y pesticidas que necesitaba para mantener sus árboles frutales saludables en medio de la escasez crónica de productos, o no podía costearlos directamente por la hiperinflación que sufre Venezuela.
Para 2018, sus peores temores se habían hecho realidad: su granja de 55 hectáreas estaba infectada con el “dragón amarillo”, que dejó a sus 40.000 naranjos y limoneros produciendo frutas demasiado pequeñas y amargas para tener un valor de mercado.
Las matas están “casi todas muertas y medio vivas algunas, pero van a morir”, dijo Romero, de 64 años, 25 de ellos dedicado al cultivo de cítricos en el municipio Miranda, en el central estado de Carabobo.
Su caso es similar al de Pedro Tomás Pacheco, de 70 años, cuyos 25.000 árboles de naranjas, mandarinas y tangelo también están afectados por el dragón amarillo y solo sirven ahora para dar sombra a algunas plantas de cacao, el nuevo cultivo que intenta desarrollar en sus tierras en el municipio de Bejuma, vecino a Miranda.
Afectada ya por una creciente crisis de desnutrición, Venezuela se enfrenta también a un aumento de las enfermedades en los cultivos, que amenaza con debilitar aún más la seguridad alimentaria del país.
Desde cultivos de productos básicos como el café hasta alimentos como el arroz y las papas, los agricultores enfrentan un riesgo creciente por falta de insumos agrícolas básicos. Además, muchos agrónomos expertos en la detección de enfermedades han emigrado.
Si bien las enfermedades de los cultivos siempre han sido un riesgo en el clima tropical de Venezuela, los agricultores han podido controlarlas durante décadas de manera confiable al eliminar los agentes patógenos que transmiten enfermedades.
Según la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y gremios productivos locales, una de las plagas que ha atacado a los cultivos -sin riesgo en caso de consumo humano- es la bacteria Huanglongbing (HLB o dragón amarillo), que se transmite por insectos vectores que causan la defoliación, deformación y caída de las naranjas y culmina con la muerte del árbol.
Según las Naciones Unidas, un deterioro de la producción de alimentos venezolana empeoraría aún más un panorama nutricional ya grave, en el que al menos el 21% de los habitantes tiene hambre o falta de alimentación. Esto podría fomentar, a su vez, una crisis migratoria que ha empujado a casi 5 millones de venezolanos a países cercanos.
El Ministerio de Información no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
LARGO DETERIORO
El sector agrícola está en declive desde que comenzó la expropiación de tierras de cultivo en tiempos del líder socialista Hugo Chávez.
El deterioro que sufrió la economía bajo el gobierno de Nicolás Maduro hizo que los cultivos se debilitaran y las plagas se volvieran más abundantes, alimentando una tendencia descendente existente en la producción, según representantes de gremios agrícolas y cultivadores.
La producción de papa en 2019 disminuyó en casi un 30% respecto al año anterior, según cifras del gremio de agrónomos, una disminución que coincidió con una mayor prevalencia de una plaga conocida como la “polilla guatemalteca”, que hace hoyos en el tubérculo y reduce su valor comercial.
En lo referente al arroz, la producción cayó en casi un 50% el año pasado por la mayor presencia del llamado “vaneamiento”, que es multifactorial, pero el principal vector es un ácaro que produce necrosis y hace que las espigas crezcan vacías, dijo José Luis Pérez, directivo de la Federación Venezolana de Asociaciones de Productores de Arroz (Fevearroz).
Los expertos ya han alertado sobre la amenaza de hongos en los cultivos de plátanos, una fuente crucial de carbohidratos en la dieta cada vez más rica en almidón de Venezuela.
Los agricultores dicen que pierden cosechas sin saber siquiera con certeza qué cepa les afectó, debido al deterioro de los laboratorios estatales que durante años ayudaron a garantizar una industria agrícola estable.
Los laboratorios sufren los mismos problemas que el resto del país: apagones frecuentes, falta de agua corriente constante y escasez de vehículos y combustible, lo que les impide enviar a los agrónomos al campo para la investigación.
El productor cafetero Vicente Pérez, quien también dirige la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), dice que todavía no hay confirmación de qué enfermedades están afectando a los cultivos de café, que se cree están plagados de roya, un hongo que causa la caída prematura de las hojas y seca las ramas, impidiendo que produzcan frutos.
Aunque muchos agricultores esperan que un cambio en el gobierno genere mejoras en la agricultura, Pérez dice que eso no será suficiente.
Incluso si en Venezuela “hay un cambio político, hay otro gobierno, democrático, recuperarnos de todas estas plagas y de todas estas cosas va a ser, los primeros meses o los primeros años, muy difícil”, dijo Pérez.
Reuters
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