Si nos tocara escribir un poema sobre Barquisimeto ¿cómo lo empezaríamos? Ciertamente la ciudad sigue contando con atardeceres de ensueños; crepúsculos como en ninguna parte del mundo. Aún se conserva el Obelisco, orgullo de todo larense. Está la Catedral, el parque Zoológico y el Antonio María Pineda. Hay un estadio de béisbol en donde juega el actual bicampeón de la pelota venezolana. Seguimos contando con los tamunangueros o con una de las procesiones religiosas más grandes de todo el planeta; sin embargo, poco o nada le sabe esto a una población que, hoy lunes 14 de septiembre, celebra el cumpleaños número 468 de su ciudad en medio de la peor crisis de su historia.
Osman Rojas D. | La Prensa de Lara
Barquisimeto, la del cuatro y el corrido, la del puro sentimiento es también la ciudad que no debería ser. Basta con dar un paseo por las principales calles y avenidas para encontrarnos con una ciudad empobrecida, maltratada, envejecida y arruinada. Las postales que deja el aniversario número 468 seguramente distan mucho de aquellas que llevó la orquesta Billo’ s Caracas Boys a definirla como la ciudad «más linda que vieron mis ojos», pues en cada rincón lo único que se respira es crisis.
Este lunes los barquisimetanos cantarán cumpleaños en medio de la oscuridad. Desde hace poco más de un año la población ha lidiado con cortes eléctricos que se hacen tan insoportables como constantes. Si en Maracaibo hay sectores que pasan hasta diez horas sin luz, Barquisimeto no vive una realidad distinta. Los cortes son diarios y hay comunidades que tienen dos o tres bajones por día.
Pero el tema de los cortes eléctricos es tan sólo el inicio de una montaña de problemas. Al igual que pasa en el resto del país, aquí tampoco hay combustible. Las personas deben hacer colas de hasta veinte días para poder echar gasolina. Sí, lee bien, son hasta 480 horas formadas en una cola para llenar 30 litros. Aunque, siendo justos, no todos tienen que hacer esta cola, los que tienen algún nexo con el Gobierno pasan a las bombas de una vez. Otra opción que tienen las personas es pagar en dólares. Los que dispongan de 60 billetes verdes conseguirán los mismos 30 litros de combustible. Como una especie de bomba premiun que no funciona con dispensadores sino con pimpinas o bidones.
El hambre y el agua son factores que también asustan. Diariamente hay personas buscando líquido en cualquier tubo roto para tomar o bañarse. Pero las imágenes que más deprimen son aquellas en las que se ve a la población metida en contenedores de basura buscando desperdicios para comer. Como si fuesen animales, una postal de salvajismo puro.
En medio de esta crisis Barquisimeto cumple años. La ciudad, como dice aquella inmortal letra caribeña de la Billo’s sigue estando cerca de Cabudare, Santa Rosa y Los Rastrojos, pero no tiene el esplendor de antaño. Su gente lo sabe y sufre por ello.
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