El Gobierno de Madrid hizo pública su postura ante las elecciones parlamentarias programadas para diciembre por Nicolás Maduro en medio de la pandemia: España sólo las apoyará si «hay un espacio por pequeño que sea» para que se realicen con «condiciones democráticas».
Arancha González Laya añadió que esas condiciones deben salir de un diálogo entre los venezolanos que, según su criterio, «sería útil impulsar». Las declaraciones de la ministra de Asuntos Exteriores se alinean al 100% con la estrategia seguida por Josep Borrell, Alto Comisionado de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, en vísperas de la reunión del Grupo Internacional de Contacto prevista para el jueves.
«Confirma lo que varios países de Europa y Borrell han estado tratado de impulsar: una negociación por garantías democráticas con miras a la elección parlamentaria. La declaración busca tratar de convencer al régimen de Maduro que otorgue esas condiciones, lo que a estas alturas requiere un aplazamiento», precisó el internacionalista Mariano de Alba.
Fuentes de la UE adelantaron que Bruselas rechazará la invitación de Maduro para que sea uno de los observadores internacionales ante la falta de tiempo. Bruselas ha participado en segundo plano en las negociaciones secretas con Maduro.
La declaración del Ejecutivo de Pedro Sánchez también contiene un guiño a Capriles, quien ha provocado un cisma dentro de la oposición al negociar con Maduro el perdón para 110 presos y dirigentes y el cese parcial del secuestro de Primero Justicia (PJ), partido del ex candidato presidencial, a cambio de participar en los comicios. De momento, Capriles apoyaría a los candidatos que se presenten en la lista de un nuevo partido, La Fuerza del Cambio, creado en su periferia, sólo si Maduro recula y retrasa la fecha electoral.
De esta forma Capriles ha roto el pacto unitario alcanzado por 37 partidos de la oposición democrática, encabezados por el presidente encargado, Juan Guaidó, que apuesta por la abstención en las urnas y la realización de una consulta popular al margen del gobierno. La Iglesia Católica, organizaciones empresariales y un grupo de diputados apoyan la propuesta liderada por el ex gobernador de Miranda.
«Es muy improbable que algún país de la UE se decante por algún líder opositor, pero la tesis que prevalece en Europa es la misma que la de Capriles: hay que buscar presionar para tratar de conseguir garantías que desemboquen en unas elecciones con condiciones democráticas. El problema es que ni la oposición venezolana ni la UE parecieran tener el poder de negociación suficiente para que el régimen acceda a ese escenario. Pero eso podría cambiar si el candidato Joe Biden gana en noviembre y su equipo de política exterior muestra disposición a negociar progresivamente el levantamiento de sanciones a cambio de garantías democráticas», añadió De Alba a EL MUNDO.
«EEUU, la UE y el Grupo de Lima no tienen diferencias sobre la necesidad de presionar para rescatar la democracia. Las diferencias, igual que en la oposición, se generan en la forma para producir ese cambio», sostiene Luis Vicente León, presidente de Datanálisis.
El chavismo ha diseñado los comicios del 6-D para recuperar el Parlamento sí o sí: ha impuesto un Consejo Nacional Electoral (CNE) chavista, ha intervenido los principales partidos de la oposición e inhabilitado a sus líderes, incluso ha cambiado la ley electoral a su conveniencia. Ventajismo que suma al tradicional, desde la hegemonía en los medios hasta el uso sin limitaciones de los fondos del Estado, además del perfeccionamiento de las herramientas de control social.
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