Como estaba previsto y más allá del cambio de carátula definido a última hora de este miércoles, que complica al acusado, un grupo importante de unas 100 personas se reunió este jueves desde las 10.30, bajo la lluvia, frente al local ubicado en Paso 693, en el barrio de Once, reseñó el diario Clarín de Argentina.
Allí ocurrió el ataque sexual denunciado por una joven de 18 años, de nacionalidad venezolana, que en su primer día de trabajo se encontró con que su jefe era un abusador y la había convocado con un fin que no era el que ella había acordado, el del trabajo en una casa de ropa.
“Yo vine a gritar por ella. ¡Justicia!. Grito justicia por mi hija. Ella hoy no puede gritar. Pudimos salvar su vida, pero no su integridad. Llamamos a jueces, fiscales, autoridades de esta Nación, no queremos más violadores libres. Basta de violadores sueltos. Señora jueza, usted juró por Dios defender a las víctimas, defienda a mi hija”, reclamó Thais, la madre de la víctima, entre lágrimas.
La mujer agradeció el apoyo de la gente y dijo que este jueves le darán un botón antipánico a su hija.
Los manifestantes son, en su mayoría, jóvenes venezolanos, colombianos, que llegaron al país en busca de trabajo y lo hacen, especialmente, para locales comerciales y para las aplicaciones que ofrecen servicios de delivery. Se autoconvocaron tras el hecho conocido este fin de de semana. Y denuncian que el modus operandi utilizado por el atacante es reiterado, ante la necesidad de obtener un empleo en un contexto de vulnerabilidad, como por ejemplo la falta de documentación o de un domicilio fijo.
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