En 10 días, Venezuela encara las elecciones presidenciales más trascendentales de su historia reciente y con ello una etapa decisiva de la economía, que estará marcada por la incertidumbre de los resultados de la votación y que puede derribar las expectativas de crecimiento económico, lo que obliga a la previsión, según analistas.
Desde el 28 de julio, día de los comicios, hasta enero de 2025 cuando se juramenta el presidente según la norma, transcurrirán seis meses inciertos, pero esos días hasta diciembre sitúan a la economía en un “limbo”, “incluso si gana la oposición”, prevé el economista Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica, consultora de planificación estratégica en el contexto político actual.
“Cuesta mucho ver cómo cerrará 2024, cuál va a ser la posición con el tipo de cambio en esos últimos cinco meses del año si Edmundo González Urrutia gana y el gobierno es el que está. Es un momento de mucha incertidumbre y no queda claro qué puede pasar en esos escenarios o, inclusive, que se sospeche fraude, aunque la incertidumbre no la veo tanto si se posponen las elecciones, que sigue siendo nuestro escenario principal”, señala el consultor.
Un reciente estudio de coyuntura elaborado por Ecoanalítica y publicado en DIARIO LAS AMÉRCIAS, señala que ven “muy poco probable” que se celebren elecciones el 28 de julio o que el régimen reconozca su derrota y deje el poder. Indica que a pesar de una alta participación en las elecciones en las que el abanderado opositor Edmundo González tendría la mayor opción, según sondeos, el gobernante y candidato Nicolás Maduro echaría mano a acciones para permanecer, en medio del ventajismo.
Esto derivaría en escenarios que crean incertidumbre en la economía y que pueden dar al traste con las expectativas de un crecimiento mayor al 4%, para el cierre del año.
Incertidumbre
Venezuela en la actualidad reporta un tímido crecimiento económico en medio de una crisis estructural, de un alto endeudamiento y empobrecimiento de la población. Frente a esto, el régimen de Maduro ha mantenido cierta estabilidad cambiaria, según reportes de la consultora.
“En Venezuela muchas de las intervenciones (del Banco Central) para reducir la volatilidad del tipo de cambio se hacen en efectivo con muy bajos controles y con grandes incentivos de corrupción. Una pregunta que me hago es cómo crearían incentivos de corrupción si en apenas dos semanas, como parece, el régimen de Maduro posiblemente se va”, advierte.
Grisanti percibe “la mayor incertidumbre en la economía” en los próximos cinco meses, después de la elección presidencial y lanza dos grandes interrogantes políticas. “Si gana la oposición, ¿qué puede pasar con toda la política de estabilización que se ha llevado a cabo hasta el momento? Y si el gobierno que conduzca el país por seis años (2025-2030), ¿será reconocido por la comunidad internacional?”.
Nicolás Maduro, elegido en 2013 tras la muerte de Hugo Chávez, se hizo de la reelección en 2018 por seis años más en una elección catalogada de inconstitucional, sin participación de la oposición tradicional y con más de 50% de abstención, por lo que no tuvo reconocimiento internacional.
“Uno de los aspectos que vemos en Ecoanalítica es que es muy poco probable una fiesta democrática que continúe el 28 de julio cuando se anuncie la voluntad de los electores venezolanos”, advierte el consultor.
Tres escenarios
El rumbo de la economía determinado por los resultados, plantea tres escenarios en los próximos seis meses, según Grisanti:
1- Edmundo González, con mayoría de votos. Con el cambio en la directriz de la economía, comienza una etapa de expansión económica –no de reajuste- favorecida por la inversión extranjera. “No cabe duda de que si gana, será reconocido por la comunidad internacional, porque la oposición no tiene capacidad de hacer fraude”, precisa.
Y distingue tres aristas importantes. La primera, un nuevo gobierno será capaz de atraer inversiones importantes para el sector petrolero; segundo, la restructuración de deuda externa por el orden de 160.000 millones de dólares ante la cesación de pago de PDVSA. “Cualquier recuperación del sector petrolero necesita solventar ese problema con un programa de restructuración que logre adaptar esa inmensa masa de pasivos de Maduro y de Chávez, para hacer un recorte y poder pagar de acuerdo con la capacidad de pago del país”, apuntó. Y, tercero, una reingeniería en las transferencias a los sectores más desposeídos que de alguna manera reactiven el crecimiento económico.
2- Maduro permanece en el poder y “no sea desconocido internacionalmente”, lo que significa que podría reunirse y atraer inversión extranjera, además de acudir como jefe de Estado a los organismos multilaterales como el FMI, para establecer programas de recuperación económica y restructurar la deuda externa.
“Este escenario, a diferencia del anterior con González, cojea en que es muy difícil pensar que quienes destruyeron Venezuela y provocaron una caída acumulada del PIB de 2012 a 2019 de más de 80% vayan a ser los conductores del país”, acota Grisanti. Y, al mismo tiempo, añade: “Vemos muy poco probable que un nuevo periodo de Maduro logre crear confianza para atraer inversiones extranjeras y poder tener una restructuración de la deuda y crecimiento del sector petrolero”.
3- Maduro quede sin ser reconocido, como ha sido desde 2018, y consiga algún tipo de inversión internacional, lo que “conduciría a una economía enana”, sin fuentes de crecimiento y solo con pequeños sectores de enclave que van a crecer, pero al final no habrá nada más. “Desde el punto de vista económico, este último es el peor”, acota.
Enfrentar el limbo
Frente a estos escenarios, el experto considera que para poder atraer inversiones que el país requiere en 2025 es necesario que “sea lo que vaya a pasar en las próximas dos semanas” no resulte un gobierno desconocido por la comunidad internacional y que lo sea por los próximos seis años.
“Eso sería para mi uno de los problemas más fuertes por afrontar. Acordémonos que el gobierno de 2018-2024 no fue reconocido abiertamente por la comunidad internacional y eso creó muchísima incertidumbre desde el punto de vista de negocios, de la defensa de los activos y de representación en la cesación de pagos en Venezuela”.
Ante la complejidad de los escenarios al cierre de 2024, Grisanti aconseja que, por la estabilidad que ha experimentado el dólar en los últimos 12 meses en Venezuela, “se hagan operaciones de cobertura, que busquen refugio en divisas seguras, de cara a la elección”.
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