Los mercados informales del municipio Guajira, Zulia, siguen siendo los espacios donde se observan a más niños trabajando.
Norma González | Radio Fe y Alegría Noticias
Desde hace años se constata que los niños varones realizan trabajos pesados como la carga de bultos, sacos, cajas y pimpinas de gasolina.
Pero para este 2020 el fenómeno ha cambiado y se observa a más niñas trabajando, quedando más expuestas a hechos de violencia.
La baja matrícula en las escuelas parece ser un indicador de esa realidad que preocupa a los representantes de las instituciones educativas en la región.
El profesor Eric González, coordinador de educación indígena, reseña que debido a la pandemia se ha instruido que los estudiantes elaboren sus portafolios de actividades académicas “pero muchos no lo están haciendo”.
Llama a los padres y representantes a atender con más dedicación a estos niños que no están cumpliendo con las asignaciones escolares, “sobre por la vulnerabilidad que tienen esas niñas a la hora de salir y estar en la calle…vendiendo café desde las 5 de la mañana en Los Filúos, por ejemplo”.
Denuncia también que para estas niñas y niños existe una total indefensión por parte de las instituciones encargadas de aplicar la LOPNA.
Los testimonios
Una niña de 5 años contó que trabaja en una casa de familia barriendo y apenas le pagan con comida, algunas veces, y unos 3 mil pesos colombianos, con los cuales compra queso para su familia
Otro pequeño, de 10 años, relató que sale a vender café y chucherías. Suele levantarse a las 5 de la madrugada.
El chamo de 12 años vende gasolina. Dice que diariamente se gana 10 mil pesos pero corriendo muchos riesgos.
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