La crisis económica y los bajos salarios han llevado a jóvenes venezolanos a ofrecer contenido porno en plataformas digitales, para procurarse ingresos que no han logrado alcanzar en un trabajo formal. Los modelos ponen los límites. No darán más de lo que están dispuestos a mostrar. Profesionales y estudiantes por igual tienen seguidores dispuestos a gastar cientos de dólares para que la piel transpire una fantasía que se ve, y no se toca.
Nadie los obligó. No tienen nada que ocultar.
¿Que si me da miedo? La verdad no. El miedo, al principio, estaba en qué iba a decir la gente que me conoce”, responde sin titubear, del otro lado de la pantalla Carlos Stiven, un odontólogo que encontró un salvavidas a su crisis económica y emocional en Onlyfans.
“Hubo gente que me dejó de hablar”, continúa el joven de 25 años desde su casa en Valencia, donde hizo de su habitación una oficina. A puerta cerrada, vende fantasías con su piel.
Onlyfans comenzó siendo una plataforma donde estrellas del entretenimiento cobraban por enviar material exclusivo a quienes los aclaman, pero en los últimos años, personajes desconocidos se han unido a esta red para compartir material erótico a cambio de dinero. La pandemia acentuó su uso y -de acuerdo con la agencia Bloomberg– el año pasado llegó a registrar un incremento de 500 mil usuarios por día, alcanzando un total de 60 millones de suscriptores, de acuerdo con cálculos de BBC Mundo. Y aunque no hay estadísticas sobre cuántas cuentas de OnlyFans han sido creadas desde Venezuela, en Twitter, desde 2020, el usuario @OnlyFansVZLA se dedica a “recopilar y promocionar” a los modelos venezolanos en esa plataforma.
Funciona como un contrato a la medida. Acá, el cliente no siempre tiene la razón, aunque de sus bolsillos salga el patrocinio. El modelo pone los límites. No dará más de lo que está dispuesto a mostrar.
“Yo estaba pasando por un proceso de depresión y necesitaba constantemente comprar la medicación. Llegó la pandemia y, al estar encerrado, vi en la plataforma una oportunidad de conseguir dinero para seguir subsistiendo”, relata Carlos, un muchacho con estampa de actor de teatro, delgado y de ojos achinados. Usa una barba a medio afeitar. Bajo uno de sus pectorales, un tatuaje en letra de máquina de escribir reza: Freedom. Una libertad que experimenta despojándose de moralismos y de la ropa que sobre.
Para leer la nota completa, pulsa aquí
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.