Dentro de la economía negra venezolana se ha desarrollado un nuevo negocio para los buhoneros: la compra de los billetes de un dólar, la pieza codiciada en un país que ha adoptado de manera informal la moneda estadounidense.
Carlos Seijas Meneses l Tal Cual
En Catia y otras zonas populares de Caracas buhoneros compran (y algunos también venden) billetes de un dólar, la codiciada pieza monetaria necesaria para las operaciones de menudeo y que escasea en el país, dolarizado de manera informal como consecuencia de la hiperinflación. En sectores del oeste de la ciudad se pueden observar letreros de cartón que tienen escrito «compro $» y escuchar a vendedores ambulantes anunciándolo a voz en cuello.
Los buhoneros pagan el dólar a una tasa muy inferior a la oficial y a la del mercado paralelo, donde la divisa se cambiaba por 1,87 millones por dólar a inicios de marzo. Lo compraban a máximo 1.300.000 bolívares, ganándole más de medio millón. Este negocio se sostiene con la necesidad de los venezolanos de tener efectivo para sufragar algunos gastos que siguen siendo únicamente en moneda local, como el pasaje del transporte público y las tarifas de servicios básicos. Los bancos dan 200.000 bolívares diarios y para retirarlos hay que hacer largas colas.
Los gritos de «compro dólares» y «dólares, dólares, dólares» se escuchan con regularidad desde distintos puntos de Pérez Bonalde y del bulevar de Catia, donde la actividad de la economía irregular supera la formal, una de las principales y más evidentes consecuencias de la recesión que registra Venezuela desde 2013. Al segundo de haber hecho su anuncio, los compradores de dólares, algunos también vendedores de simples bienes como chupetas y cigarrillos, se quedan atentos por si cazaron a algún interesado.
«Me compran personas que necesitan efectivo para pagar el pasaje de la camioneta y que prefieren ahorrarse la cola del banco”, dijo una vendedora de chupetas y cigarros que caminaba por el bulevar de Catia anunciando que compraba dólares. Pagaba la divisa en Bs. 1.300.000, Bs. 577.000 por debajo del precio que tenía en el mercado paralelo en ese momento, de 1.877.000 Bs/$ en promedio. A pesar de eso, a la 1:00 pm del 2 de marzo ya había comprado 15 billetes de un dólar.
El Bs. 1.300.000 que daba la vendedora equivale a más de seis colas en un banco privado, que dispensa apenas Bs. 200.000 diarios.
«En un buen día puedo comprar máximo 20 billetes de uno. Los bolívares los consigo vendiendo las chupetas a 100 bolos (Bs. 100.000) y los cigarros a 100 y 50. También vendo 12 chupetas por un dólar».
La vendedora compra los dólares para que le salga más barato la reposición de su mercancía en los establecimientos, donde calculan los precios en bolívares a una tasa de cambio superior a la oficial y a la libre. «Las chupetas y los cigarros los compro en dólares porque en bolívares me sale más caro».
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