Con sus sillas de ruedas amarradas a motocicletas o en los hombros de algún vecino, se desplazan las personas con discapacidad motora que viven en zonas pobres de Caracas.
Por Adriana Nuñez Rabascall / VOA
Los reclamos de los discapacitados físicos acusan a la ciudad por no contar con suficientes rampas para garantizar que su movilidad sea segura.
Las escaleras mecánicas de la estación del metro de Caracas no funcionan, por eso, Manuel Mendoza debe valerse de sus brazos de atleta para poder usar el subterráneo. Pero advierte, no todos los que se trasladan en silla de ruedas tienen la misma fuerza que él para hacer esta maniobra
“Una persona que no tenga la capacidad tiene que esperar que vengan dos personas que le quieran prestar el apoyo, que casi siempre lo conseguimos, y entonces lo ayudan a bajar”, relató Mendoza a la Voz de América.
Para ir hasta el centro donde practica tenis, Manuel sujeta sus manos a la ventana de algún automóvil, pues cuenta que el transporte público no tiene rampas para poder subirse
“Si tú me llegas a ver en la calle yo siempre ando por donde andan los vehículos”, afirmó Mendoza.
No es el único. Así se mueven quienes viven en comunidades pobres de Caracas. Denuncian que la mayoría de los edificios no tienen alternativa para subir a otro piso si un ascensor se daña o hay una falla eléctrica
“Se lo montan aquí (señalando sus hombros) tiene que venir el hermano o un amigo, el vecino y se lo tienen que montar en el hombro”, indicó Julio César a la VOA.
Otros, como José Marcano, se desplazan amarrados a una motocicleta. “Al quedar así, chica, si no tienes apoyo, te mueres”, explicó.
“¿A qué me expongo? A que me choquen, a tener un accidente. La gente pensará que uno inventa. Uno tiene que acoplarse a lo que está viviendo. Porque si yo no tengo quien me suba y sube el motorizado, que es el que me ayuda, me tengo que agarrar y también tengo que saber que me estoy perjudicando yo mismo, porque si ocurre un fallo, me puede chocar”, relató Marcano.
Cuando no basta un proyecto
En 2008, el gobierno venezolano creó la Misión “José Gregorio Hernández”, destinada a aportar ayudas económicas para las personas con algún tipo de discapacidad, pero quienes defienden los derechos de esta población, advierten que no es suficiente darles ruedas o sillas nuevas, sino, garantizar su integración al mercado laboral y poder moverse de manera independiente.
“Caracas es una de las ciudades de la región con menos accesibilidad universal. Es una ciudad hostil para quienes no tienen condición de discapacidad y se vuelve caótica para estar en silla de ruedas”, indicó Baroska Bravo, especialista políticas públicas.
Las cifras de la organización no gubernamental Consorven revelan que un 46 por ciento de las instituciones públicas de Venezuela tienen limitaciones para el acceso de personas con discapacidad.
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