Junto a Cripper, su mascota, este grupo familiar decidió descansar sus humanidades una vez pasaron el punto de control de Peracal, en San Antonio del Táchira.
La travesía, para llegar a la frontera, duró casi dos días. La mayor parte fue caminando, hubo aventones, pero muy pocos. «La solidaridad de la gente se demostró con la comida que nos daban, y hasta refugio», dijo una de las féminas del grupo familiar.
Por los momentos, piensan llegar hasta Cúcuta y comenzar a buscar empleo en cualquier área. «La fe es lo último que se pierde, somos gente de bien y sé que vamos a alcanzar nuestras metas», destacaron.
Al perro «nos lo pidieron en varias alcabalas. Policías y guardias se enamoraban de él», señalaban en tono jocoso, mientras dejaban claro que Cripper es un integrante más del núcleo y no podían dejarlo solo.
Bajo un techo que los protegía del abrasador sol de la frontera, indicaron que dejan Venezuela con la esperanza de que pronto volverán. «En estos momentos esperamos que el gobierno colombiano nos permita pasar», remarcaron.
«Desde El Mirador, en San Cristóbal, Hasta San Antonio del Táchira, sigue la marcha de caminantes que arriban de diversas zonas del país con el objetivo de migrar a Colombia por las llamadas trochas.
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