La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) mostró en su más reciente informe, correspondiente a abril, un comportamiento no muy positivo de la producción petrolera venezolana; de hecho, el propio gobierno reconoció un descenso promedio de 60.000 barriles diarios (bd) en marzo, y ante este resultado aparecen cada vez más dudas sobre las expectativas de incremento del bombeo de crudo.
De acuerdo con la óptica de experto en materia energética, Nelson Hernández, de continuar con la tendencia actual del comportamiento de la producción, la extracción estable de un promedio de 1 millón de barriles diarios se retrasaría hasta agosto de 2023.
«Para marzo de 2022 se tiene una producción cercana a la que tenía hace 24 meses», lo que para el especialista es un retroceso muy grave.
«A partir de junio de 2020, la producción comienza a incrementarse con subidas y bajadas, ya que estabilizar el potencial alcanzado se hace cuesta arriba. Entre junio de 2020 y marzo de 2022, se ha incrementado en 360.000 barriles diarios, equivalente a un incremento promedio intermensual de 17.000 barriles diarios. Este incremento anualizado es de 200.000 barriles diarios», dice Hernández en su análisis.
Y añade: «De continuar las condiciones actuales y aplicando el incremento intermensual señalado, una producción de 1 millón de barriles diarios se alcanzaría en agosto de 2023».
Factores a superar
A juicio del analista Nelson Hernández, hay lo que denomina «factores principales, no excluyentes, que restringen el aumento del potencial de producción de petróleo» en Venezuela, y los cuales deben ser superados para acelerar la extracción de crudo en los próximos meses.
Estos factores son:
– La no disponibilidad oportuna de diluentes para la producción de crudos comerciales, a partir de petróleo pesado y extrapesado.
– Ausencia de taladros activos. Según las cifras de la OPEP desde 2019 solo se ha añadido una plataforma de perforación nueva.
– Ausencia de empresas de servicios de pozos.
– Obsolescencia tecnológica de buena parte de la infraestructura productiva de PDVSA.
– Indisponibilidad de recursos financieros.
– Una fuerza de trabajo no completamente idónea.
– Las sanciones estadounidenses contra la industria, aunque estas han sido en buena medida superadas, a través de «mecanismos no transparentes».
A juicio de Nelson Hernández, la industria debe formular una estrategia que permita superar estas limitaciones de manera integral, porque no se lograría el objetivo de aumentar realmente el potencial de producción a niveles suficientes para aprovechar una coyuntura de mercado como la actual, si se enfrentan individualmente.
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