Su guante de béisbol cambió de color. Ya no es negro. Luce todo amarillento por la arena y el polvo que ha acumulado en las manos de su pequeño dueño durante los últimos tres años.
Por VOA Noticias
Christian Morillo, de siete años, lo abre y cierra para atrapar la pelota de espalding, también desgastada, que rebota fuertemente contra el piso de las afueras de uno de los tres estadios de la Pequeña Liga de Coquivacoa, en Maracaibo, Venezuela.
Bajo el mando de un entrenador y dos ayudantes, el niño practica al menos tres veces a la semana, generalmente en su posición favorita: la tercera base.
“Todos los días (vengo). Lunes, miércoles y jueves. Me gusta pitchear y batear”, dice, sonriente.
Christian, quien viste camiseta y gorra azul oscuro de los Astros, el equipo de su pelotero favorito, José Altuve, comenzó a entrenar en la categoría semillita.
“Siempre está entusiasmado. Llora por venir a las prácticas. Dice que hace la tarea (del colegio) cuando regrese del béisbol”, cuenta su abuela, Omaira Vargas, de 70 años.
Lo trajo a práctica esta tarde, como tantas veces desde sus cuatro años.
https://twitter.com/VOANoticias/status/1189570662458953728?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1189570662458953728&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.voanoticias.com%2Fa%2Fvenezuela-menores-beisbol-pasion-crisis-%2F5145392.html
Coquivacoa es un complejo beisbolero enclavado dentro de un colegio de la urbanización San Jacinto de Maracaibo, de las más extensas de la ciudad.
Se escuchan con frecuencia el sonido metálico de bates impactando pelotas con fuerza. También, las voces de entrenadores dando consejos de cómo atrapar una rola.
Gigantes árboles sombrean las gradas desde donde adultos aúpan a sus hijos y nietos.
Grupos de decenas de niños, vistiendo uniformes deportivos, todos cargando bates, guantes, pelotas y bolsos, rondan tres estadios parcialmente deteriorados. Algunos exhiben gramas erosionadas y secas, cercas rotas o pinturas desgastadas.
Jugadores de grandes ligas venezolanos como Wilson Álvarez, Gerardo Parra, Carlos González, Géremi González y Sandy León se formaron en esos mismos campos años atrás.
A primera vista, el complejo es una especie de santuario donde el béisbol es dueño y señor. Tiene sus dotes de crisis, sí, pero peloteros, técnicos y representantes dicen sentir esos campos de entrenamiento como un remanso de la cotidianidad.
Maryori Nava de Chirinos, madre de tres niños que han jugado pelota en las Pequeñas Ligas, asegura que en ese ambiente es posible olvidarse de la caótica rutina del país.
“Estás bravo o estresado en tu casa porque no hay luz, no hay agua, por toda la parte económica de Venezuela, y te vienes para acá y eres feliz, se te olvida todo. Es otro mundo. Es espectacular”, dice, dando un vistazo cada tanto a las prácticas de su hijo menor, Ríchard, de seis años.
En Venezuela, existen 31 ligas de béisbol menor activas, según Jorge Antúnez, vicepresidente nacional de las Pequeñas Ligas. Quince de ellas operan en el estado Zulia, cuya capital es Maracaibo.
Al menos 6.200 peloteros de entre cinco y 17 años practican oficialmente el béisbol en Venezuela y 3.000 de ellos lo hacen en Zulia, detalla el vocero.
Coquivacoa es una de las ligas más grandes de Venezuela. En ella, entrenan 600 peloteros y decenas de integrantes del cuerpo técnico conforman 34 equipos.
https://twitter.com/VOANoticias/status/1189578837664894977?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1189578837664894977&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.voanoticias.com%2Fa%2Fvenezuela-menores-beisbol-pasion-crisis-%2F5145392.html
Hay ocho categorías en las Pequeñas Ligas: pre béisbol, de entre tres y cuatro años; semillita, de 5 a 6; pitoquito, de 7 a 8; preinfantil, de 9 a 10; infantil, de 11 a 12; intermedia, de transición a la júnior de 12 a 14 años; y sénior, de 15 a 16.
“Esta liga es orgullo, formación, educación, familia. Somos una liga pionera”, comenta su presidente, Ángel Fuenmayor, sentado en la parte baja de unas sillas de cemento desde donde puede fiscalizar las actividades de cada estadio y de las jaulas de bateo.
La afición por el béisbol es heredable en las familias venezolanas, como es el caso de Diego García. De cinco años, golpea con su mano el interior de su guante, al lado del campo de “pitocos”, claramente ansioso de meterse en el terreno de juego.
Su padre jugó pelota en la misma liga durante 12 años, cuenta su abuelo, José García, de 60 años, bajo una arboleda donde se ampara del sol incandescente.
“Mi hijo es quien es por las Pequeñas Ligas. Lo hicieron un hombre honrado, del hogar, tranquilo, disciplinado”, expresa, orgulloso.
El proceso formador de las Pequeñas Ligas es prioritario, coinciden miembros de su cuerpo técnico. Jesús Romero, entrenador, asegura que la organización ayuda a los niños a ser “mejores personas”, más disciplinados.
“Lo primero que le inculca uno es los estudios, que vayan a clases, que se gradúen, que hagan todo lo que tengan que hacer y luego el deporte”, dice el joven, quien jugó 12 años en las Pequeñas Ligas zulianas y ahora tiene bajo su cargo a 25 niños.
https://twitter.com/VOANoticias/status/1189577634361028608?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1189577634361028608&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.voanoticias.com%2Fa%2Fvenezuela-menores-beisbol-pasion-crisis-%2F5145392.html
Siga leyendo en VOA Noticias
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.