Según Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, 76% de los venezolanos sigue aspirando a un «cambio político» y responsabiliza al régimen de Nicolás Maduro de la crisis económica y social.
En su cuenta de Twitter, el economista y analista dice que «el problema es que ese deseo, usualmente gran impulsor de lucha política, se convierte en decepción y desánimo cuando no se concreta en el tiempo y conduce a la migración o la adaptación».
A renglón seguido, León pone la vista en la oposición para señalar que, en su criterio, el liderazgo que debería motorizar ese cambio político solo está centrado en sus disputas internas y en obtener el control estratégico de esa parcialidad.
«Cuando la oposición concentra sus esfuerzos en atacar a los otros grupos opositores (que piensan distinto) o en mantener el ´poder´ interno, sin ofrecer nada diferente que pueda re construir esperanzas de cambio, se condena a su pulverización o a un cambio incontrolado desde adentro«, sostiene el presidente de Datanálisis.
Después de haber concluido formalmente la legislatura parlamentaria de 2016, donde contaba con una clara mayoría, sin lograr el objetivo central del «cambio político», la oposición luce desarticulada y sin rumbo.
Claramente dividida en dos sectores -que no son necesariamente cohesionados en sus estructuras-, el debate se centra entre mantener una agenda de presión política, social e internacional que conduzca, eventualmente a una salida rápida del poder chavista y regresar al juego político interno, a través de la vía electoral, para provocar cambios progresivos y pacíficos en la estructura del poder.
En el ínterin, el gobierno consolida su esquema de control político, incluso a través de una reforma institucional no constitucional, que supone la entronización de un modelo comunal, que domina políticamente, en la estructura del Estado como máximo poder de decisión, dejando de lado al sistema republicano previsto en la carta magna, que no sería eliminado pero sí vaciado de poder y competencias.
«La solución no es tratar de que todos los opositores piensen igual. Las diferencias deben ser bienvenidas. Pero no se puede avanzar sin un acuerdo básico e indispensable: sobre las reglas de juego que usarán para dirimir las diferencias naturales. Esa es la base de la democracia», insiste Luis Vicente León.
Y añade: «la división opositora no es entre buenos y malos, sino entre formas distintas de pensamiento. Intentar cambiar un ´dueño de la verdad´ por otro, planteando un antagonismo que sospecha y denigra de quienes no piensen cómo tú es hacer exactamente lo mismo que hace el chavismo».
«La población venezolana necesita reconstruir esperanza, tener un liderazgo que la motive, recibir propuestas creíbles y tener triunfos tempranos, aunque sean parciales. Es tiempo de abandonar la propuesta paralizadora y binaria de todo o nada, pues está a la vista que te conduce a la nada«.
«Es evidente que la mayoría de la población desea la salida de Maduro del poder y lo responsabiliza de la crisis. Pero nada de eso es suficiente para provocar el cambio si la propuesta alternativa se queda colgada de la brocha de depender de terceros y no de su propia lucha política«, concluye el presidente de Datanálisis.
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