Aunque el proceso de elecciones primarias del PSUV el domingo 8 de agosto se extendió hasta la madrugada del lunes, el balance que dio Diosdado Cabello, primer vicepresidente de esta organización alegando que votaron tres millones 500 mil personas, refleja que sólo se movilizaron para este evento el 35% de la militancia chavista, de un total de 10 millones 358 mil 505 personas inscritas en este partido. Eso equivale al 15% de los ciudadanos del Registro Electoral, de acuerdo al último corte que realizó el Consejo Nacional Electoral para la elección parlamentaria del 6 de diciembre de 2020, que fue de 20 millones 733 mil 941 electores.
Ana Uzcátegui | La Prensa de Lara
Para analistas políticos tanto los candidatos que resultaron electos, y la violencia que marcaron el evento, evidencian que dentro del PSUV hay pugnas internas, que ponen a tambalear la aparente unidad que en el pasado mantuvo en los procesos electorales disputados desde su creación, en marzo de 2007.
«Las primarias han sido un ejercicio de tensión, de medición de fuerzas entre dos corrientes principales y subcorrientes: El madurismo y el diosdadismo dentro del chavismo. Que manifiestan su naturaleza de diferencias en relación con la disputa por la obtención de espacios de poder en unas primarias que fueron exigidas por las bases y que no estaban programadas por la dirección nacional del partido. Fueron producto de una presión de sectores de base, que además estaban exigiendo el relevo de dirigencias y la posibilidad de permitir el surgimiento de nuevos líderes locales, aún cuando las dirigencias nacionales están absolutamente predefinidas y son de difícil movilidad», explicó el politólogo Nicmer Evans.
Sostiene que el hecho que las candidaturas a gobernadores de ocho de 23 estados pasaran a revisión, para ser escogidas por la dirección nacional del partido, representan que si estos comicios internos se tratasen de un juego de béisbol, Nicolás Maduro los estaría ganando con tres carreras por una contra Diosdado Cabello.
«Van una cantidad de estados y municipios a revisión y esto es como consecuencia que Diosdado quedó en minusvalía. Él tiene la necesidad de acomodarse para mantener algunas cuotas de poder. Seguramente Maduro no tendrá problemas en cederle algunas gobernaciones para generar un equilibrio, porque al final ellos saben que tienen que estar juntos para subsistir. Aunque Maduro pretende tener el control hegemónico, todavía no puede deshacerse de Diosdado. Maduro incluso creó el partido Somos Venezuela, porque siempre tiene que tener un plan B, porque el PSUV no lo controla por completo», mencionó.
Las protestas, las denuncias de violaciones a los derechos políticos, el uso de los fondos públicos, la presencia de civiles armados y la utilización de las fuerzas de seguridad del estado a favor de algunas candidaturas, difundidas por las redes sociales el domingo, son una señal clara que el PSUV no respeta los principios de elecciones democráticas, afirmó Evans.
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