María Corina Machado, líder del partido Vente Venezuela, electa el 22 de octubre como candidata unitaria de los principales partidos de oposición, recibe a El Estímulo en su pequeña oficina en la quinta Bejucal, en Chacao, Caracas, pocas horas después de que el régimen de Nicolás Maduro ordenara apresar a tres de los más cercanos colaboradores de esta empecinada mujer convertida en la referencia de un posible cambio políticos para millones de venezolanos.
En la calle de enfrente hay filas de carros, la mayoría visitantes y parte del equipo de trabajo de María Corina y de Vente, que se mantienen activos a pesar de las reales amenazas contra todos ellos. Por Bejucal han desfilado en las últimas horas representantes de partidos políticos, activistas de los Derechos Humanos, representantes de la Iglesia, de ONG, que le han manifestado su respaldo en medio de una nueva ola represiva desde el chavismo.
Uno de sus aliados cercanos, Roberto Abdul, director de la ONG Súmate (fundada por la propia María Corina hace 20 años) fue capturado el día anterior por la policía política Sebin. A tres colaboradores de la candidata se les pretende acusar de terrorismo, traición a la patria y lavado de criptoactivos, tipo de acusaciones recurrentes del régimen chavista contra sus adversarios cuando practica detenciones arbitrarias.
En Bejucal no hay corriente de la red pública, pues una cuadrilla de la compañía estatal de energía Corpoelec, «descaradamente vino, subió (a un poste) y cortó la luz», explica Machado. El ruido de fondo de una planta generadora de electricidad y el intenso calor por el apagón de los acondicionadores de aire sirven de marco a esta entrevista.
Una deriva impredecible
Las nuevas acciones del chavismo contra sus adversarios, la negativa de Maduro a cumplir de manera expedita puntos clave, acuerdos firmados en Barbados con la oposición y con el gobierno de Estados Unidos para abrir una ruta electoral y permitir unas elecciones presidenciales libres y transparentes en 2024, ahora se solapan con un conflicto internacional en ciernes por el renovado reclamo territorial sobre el Esequibo, una vasta zona de 159.500 kilómetros cuadrados arrebatada por Reino Unido de manera írrita a Venezuela en 1899 y que es controlada por Guyana.
¿Estas detenciones son el comienzo de una escalada que puede empeorar, o hay factores de contención para evitar retrocesos tras avances como los alcanzados en el acuerdo de Barbados?
«Hay muchos factores que determinan hacia dónde evoluciona esto dentro de las propias estructuras del sistema, que sabemos que no es monolítico ni jerárquico, sino más bien un sistema jerárquico donde confluyen diferentes grupos. Algunos creen que no hay nada, o no están dispuestos a hacer nada, para buscar ningún tipo de entendimiento o transición. Y es la dinámica del perdedor radical que prefiere que se lleve todo por delante, se acaba todo, antes de que pueda haber una derrota final», asoma Machado.
«Hay sectores dentro del propio chavismo que son más pragmáticos, y que sí entienden que hay una pérdida, yo creo que irreversible, de la base social, así como una disminución significativa de la capacidad de represión y de control social del régimen y que ven claro que en un contexto electoral, incluso con alto control por parte de ellos, la derrota es inminente», agrega.
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