“Por un milagro estamos vivos”. De esta forma Mayra de Ramírez resume las horas de sufrimiento y horror que vivió junto a su esposo Edilver Ramírez y su bebé Cristopher David, desde la medianoche del miércoles 10 de agosto, cuando el río Socopó, en el Municipio Sucre de Barinas, rompió el muro de contención en el sector Las Flores y provocó la inundación más grande de este pueblo.
Por La Patilla
Éste matrimonio de docentes y su bebé, estaban en la finca donde son cuidadores, ubicada muy cerca del río, y al notar que la lluvia era cada segundo más fuerte, se mantuvieron expectantes, debido a que el día anterior ya el cauce se había desbordado y la inundación sólo causó una alarma momentánea, pero nadie pensó que le seguía una catástrofe.
Las aguas desbordadas comenzaron a pasar por ambos lados de la casa. Quedaron acorralados, sin salida y actuaron: tomaron el bebé y lo acostaron en un chichorro recostado a la pared en la parte de afuera de la casa, y el hombre con su mujer se amarraron a un tambor con el que podían flotar si los arrastraba la corriente del río.
“Es algo inexplicable”, relatan ambos todavía sorprendidos, al recorrer la propiedad y ver que un árbol frondoso de mango que está junto a la casa no cayó pudiendo aplastarla y hoy aseguran que les salvó la vida. Una gran cantidad de escombros y troncos estuvieron a su favor y formaron un muro que impidió a las aguas llegar con más fuerza al lugar donde ellos estaban.
Cuando la lluvia bajó la intensidad y la furia de las corrientes disminuyó, ya la finca no era igual. Todo quedó lleno de barro. De ocho ovejos sobrevivió uno, la cochinera desapareció, de 19 vacas de ordeño que tenían, una sola quedó viva y el ganado que estaba en el corral se ahogó.
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