La tendencia en la variación de precios de los productos durante este tiempo de pandemia ha sido hacia el alza, debido a la hiperinflación que azota al país, así como al constante incremento en la cotización del dólar en el mercado paralelo. Los alimentos, en especial la proteína animal, son los que se han visto más afectados por esta situación.
En marzo, cuando arrancó la cuarentena por la COVID-19 en Venezuela, la carne de res en la zona norte de Anzoátegui tenía un costo de 300 mil bolívares por kilo. En la actualidad, el rubro alcanza los 2 millones 300 mil bolívares. Con ese monto se podían comprar 7 kilos en aquel mes.
De igual forma, con lo que cuesta el kilo de pollo congelado en la actualidad (Bs 1 millón 700 mil) se adquirían, hace ocho meses, más de 10 kilos de esta proteína animal.
Según los ciudadanos, este exceso representa “una verdadera guerra económica para el bolsillo del venezolano”, ya que el sueldo básico de Bs 400 mil más el bono de alimentación por el mismo monto se vuelve nada al momento de hacer sus compras.
El ama de casa Trinidad Zerpa manifestó que diariamente debe ingeniárselas para surtir su nevera. “Ciertamente los precios de la comida, principalmente el del salado, nos tienen a los venezolanos ‘pariendo’. Cada día buscamos maneras de vender cosas para resolver las tres comidas. Gracias a Dios, ya no existe el problema de que no se consigue la comida, ahora lo difícil es comprarla”, comentó Zerpa.
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