Ocurrió el primero de julio del 2019, Rufo Antonio Chacón se encontraba con su mamá, Adriana Parada, en el sector “El Viajero” de la autopista San Cristóbal-La Fría; la acompañaba junto a otro grupo de personas de la comunidad mientras exigían servicio de gas doméstico, un recurso casi siempre inexistente en la comunidad Monseñor Briceño del municipio Cárdenas.
Por: Rafael Urdaneta Rojas / NTN24
uego de una negociación infructuosa con los manifestantes, la mayoría de ellos de la tercera edad, las autoridades decidieron enviar una comisión de orden público perteneciente a Politáchira; Rufo jamás imaginó que entre los funcionarios se encontraban dos, quienes minutos más tarde, descargarían 52 perdigones sobre su rostro, a poca distancia, que ocasionaron serias lesiones, desfigurándolo en el sitio, dejándolo ciego de por vida.
A sus 17 años, y a un año después del hecho, Rufo Chacón paso a paso asimila su nueva realidad, la realidad de un sistema represivo que lo dejó a oscuras y con un montón de sueños pendientes por concretar.
Dijo Rufo que con lo que ha vivido a su corta edad ha aprendido que hay obstáculos, ahora caminos muy fuertes que recorrer, pero que está dispuesto a seguir adelante a pesar de las adversidades. “Esto no ha sido fácil, como hay días verdes también hay días grises. A veces caigo, me levanto, es que es muy fuerte tener que ver oscuridad todos los días, a veces no puedo ni dormir”.
Gracias a las donaciones Rufo comentó que su mamá logró levantar un viejo kiosco y ahora ayuda a vender algunos víveres, dulces y cigarrillos. Desde una silla rígida, va aprendiendo paso a paso a reconocer a través del tacto la diferencia de valor entre los billetes de pesos colombianos.
“Me voy adaptando a mi nueva realidad, debo aceptarla, tengo que ser duro. Quiero vivir y cumplir todas las metas que tengo trazadas”, dijo Rufo.
Entre sus metas, Rufo desea ser cantautor, se interesa cada vez más por la filosofía y desea comenzar a crear poesía, además, componer canciones dedicadas a Venezuela, letras que aporten y ayuden a la sociedad.
En los momentos de oscuros silencios, cuando todos duermen, Rufo recuerda lo que fue antes de perder su visión violentamente. “Yo quería estudiar, llegar a ser ingeniero en informática, o ingeniero en electrónica. Ya tenía algunos cursos, perdí mi visión y tan solo por ejercer un derecho, algo tan básico como una bombona de gas para mi casa”.
Entre sus proyectos está el de formar una fundación con el que piensa ayudar a las personas que tengan alguna discapacidad, niños con cáncer y ancianatos.
Por su parte, Adriana Parada explicó que se encuentra detenido el proceso de juicio con el que se espera condenar a los responsables de haber dejado a Rufo en esas condiciones. “La sede de los tribunales se encuentra cerrada por la cuarentena”.
Ante esta situación, explicó que se está preparando legalmente para exigir al Estado venezolano una indemnización de por vida para su hijo, pide a los venezolanos y a la comunidad internacional que no se olviden del caso hasta que haya justicia.
Luego de un año de haber ocurrido los hechos, Rufo Chacón valora la posibilidad de vivir y de poder denunciar al mundo la innegable violación a los Derechos Humanos que existe en Venezuela, agradece a Dios poder respirar y no haber pasado por la suerte de al menos 276 jóvenes que fueron asesinados en el marco de las protestas antigubernamentales entre los años 2013-2019.
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