El obispo de la diócesis de los municipios Puerto Cabello y Juan José Mora, monseñor Saúl Figueroa Albornoz, lamentó el irrespeto que está haciendo la parranda de San Juan Bautista de Borburata al no cumplir con la cuarentena social por el COVID-19. Sentenció que la Iglesia no se hace responsable de lo que pueda ocurrir en tales aglomeraciones.
Los parranderos de Borburata desafiaron la cuarentena desde las 5:00 am del martes, 23 de junio, cuando realizaron el Ave María y bajaron el santo en grupo, sin utilización de tapabocas; recorrieron el poblado. Intentaron ingresar a la iglesia El Cristo de Borburata, pero el sacerdote cerró la puerta para impedirlo y parrandearon toda la noche hasta el amanecer de este 24 de junio, sin ningún tipo de prevención.
Ante la situación, el obispo de Puerto Cabello informó a El Pitazo que lamenta mucho lo que está pasando en las festividades de San Juan Bautista en Borburata. “Con antelación se tenía una programación ajustada a las normas que las autoridades gubernamentales permitieron para la apertura de los templos la semana pasada”, indicó monseñor Figueroa Albornoz la mañana de este miércoles, 24 de junio.
Sin embargo, se han dado un conjunto de manifestaciones que contradicen lo acordado y ponen en peligro la cuarentena por el COVID-19, advirtió monseñor, al agregar: ”Quiera Dios que las cosas no pasen a mayores; con actitudes así se crea anarquía y la gente ya no sabe a qué atenerse”.
“Con responsabilidad, tanto yo, obispo de Puerto Cabello, como el párroco de Borburata y la Cofradía de San Juan no nos hacemos responsables de lo que ocurra en las festividades de San Juan Bautista. Pido a las autoridades correspondientes hacer valer lo acordado, en la mesa sostenida la semana pasada con el Gobernador, para evitar males mayores”, sentenció monseñor Figueroa Albornoz.
El obispo de la diócesis porteña informó el pasado viernes, 19 de junio, que luego de una reunión que sostuvo junto al arzobispo de Valencia Reinaldo Del Prette, con el gobernador de Carabobo, este les autorizó abrir los templos para oficiar misas con el 20% de la capacidad de las iglesias y respetando la distancia social, a partir del 20 de junio, pero con el expreso compromiso de que no se trasgredieran las restricciones preventivas por la pandemia. En ese caso habría un nuevo cierre de los templos.
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