Tras celebrarse el pasado 28 de mayo el Día Mundial del Juego, Carla Serrano, coordinadora general de la Red por los Derechos Humanos de los Niños, Niñas y Adolescentes (Redhnna), señaló que en Venezuela “es complejo” dar por sentado que este derecho se respeta en los más pequeños.
Versión Final
“Cuando se observa la realidad, nos damos cuenta que ejercer este derecho es difícil porque no todos los niños, niñas y adolescentes (NNA) tienen garantizadas las condiciones”, explicó.
A su juicio, existe una estratificación social en la que los niños que están en mejores condiciones económicas tienen más probabilidades de ejercer el derecho al juego, en cambio, la niñez y adolescencia que vive en entornos vulnerables no lo hace, reseñó Crónica Uno.
La socióloga menciona que existen condiciones económicas que obligan a este grupo a dejar de lado actividades propias de la infancia y a postergar vivencias por factores como el trabajo: “Ahí es cuando surgen más brechas”.
Cifras del monitoreo de la organización Hum Venezuela publicadas en noviembre de 2023 muestran que 29,9 % de los niños y adolescentes con edades comprendidas entre 7 a 17 años, no asisten a la escuela por trabajar.
Por su parte, Carlos Trapani, coordinador de Cecodap, consideró que las condiciones económicas obligan a los NNA a dejar de lado actividades propias de la infancia por trabajar.
Jugar es un derecho universal que tiene el mismo valor, importancia y jerarquía, que el derecho a la salud. No hay que restarle mérito”, explica Carlos Trapani.
Estiman que se trata de uno de los derechos más invisibilizados desde las políticas públicas. La dirigente aseguró que los artículos 63 y 64 de la Lopnna engloban el derecho al descanso, recreación, esparcimiento, deporte y juego, sin estos ser sinónimos.
“Cuando hablamos del juego, nos referimos de todas las actividades que no son controladas por el adulto y que el niño no debe seguir forzosamente sus reglas. El juego es un proceso iniciado, controlado y estructurado por los propios niños. El adulto solo lo acompaña”, apuntó.
Aseguró que los juegos permiten que el niño y adolescente obtenga “experiencias sensoriales, contribuye al bienestar físico, mental, emocional y promueve la cultura cuando este se acerca a nuestras tradiciones. Evidentemente, fomenta cualidades cívicas y valores democráticos”.
Trapani afirmó que la crisis económica, el cierre de las escuelas por la pandemia y la violencia son algunos de los factores que ha empujado a muchos niños en Venezuela a trabajar, un problema “invisibilizado”, según expertos, por la falta de cifras oficiales que permitan conocer su alcance real.
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